Martes, 6 de marzo de 2007 | Hoy
Los jueces no consideraron como decisivas las pruebas presentadas por la fiscalía, que apuntan contra el pintor como autor del homicidio de Nora Dalmasso. Ayer se realizó otro “perejilazo”.
Por Raúl Kollmann
La Cámara de Acusación de Río Cuarto confirmó ayer que el pintor Gastón Zárate debe seguir en libertad. Aunque hay pruebas para considerarlo un sospechoso del crimen de Nora Dalmasso, los jueces sostienen que no son suficientes ni en cantidad ni en calidad para volver a detenerlo. Aunque el fiscal Javier Di Santo sumó nuevas evidencias en las últimas dos semanas –y que no fueron consideradas por los magistrados–, la Cámara deja entrever que sólo avalaría una detención si aparece lo que se llama una prueba directa: o que se encuentre uno de los dos teléfonos que sustrajeron de la casa de Dalmasso aquella noche o que dé positivo la comparación del ADN de Zárate con el semen detectado en el cuerpo de Norita o los pelos encontrados en la escena del crimen.
“Entendemos que si bien hay pruebas para tenerlo como sospechoso a Zárate, las mismas no son suficientes para ordenar su detención”, señaló Oscar Testa uno de los tres jueces del Tribunal. En la fiscalía no esperaban que la Cámara ordene la detención del pintor, pero sí un gesto de mayor apoyo a la pesquisa, sobre todo porque consideran que las pruebas son significativas. Una de las evidencias, la declaración del amigo de Zárate, Carlos Curiotti, está cuestionada porque –según la denuncia que hizo su padre– fue conseguida mediante un apriete policial. Por ello, parecía cantado que la Cámara mantuviera la libertad del pintor.
Como se recordará, la detención de Zárate produjo un enorme revuelo en Río Cuarto y unas dos mil personas se congregaron en las calles céntricas para lo que se denominó “el perejilazo”. Anoche, la madre de Zárate organizó una nueva concentración de protesta, señalando que en lugar de encarcelar al verdadero responsable –un supuesto amante de Norita, rico y poderoso–, se estaba imputando a un inocente.
En la fiscalía, en cambio, siguen sosteniendo no sólo que Zárate es el principal sospechoso, sino que incluso tienen cada día más pruebas en su contra:
- La novia de Zárate dice que él le regaló un celular muy parecido al que tenía Norita, pero que después se lo quitó y tiró el chip al inodoro.
- En su declaración, Zárate dice que no era un Motorola sino un Samsung que le quería vender una mujer a la que le hizo una mudanza.
- Esa mujer ya declaró en la causa y sostuvo que nunca tuvo un celular Samsung.
- Zárate sostiene que el chip que tiró al inodoro era de otro celular perteneciente a unos chicos. Estos declararon en la causa y lo negaron. Además, la novia afirmó que el chip que tiró era el del celular moderno que él le regaló primero y luego le quitó.
- La novia de un amigo de Zárate relató que le ofrecieron un celular Sony-Ericsson, el otro que tenía Dalmasso y que su novio le dijo: “No lo compres que viene de Zárate”.
- La madre del pintor, que ahora lo defiende con ahínco, lo denunció en abril de 2006 por pegarle patadas, trompadas e intentar ahorcarla.
- La novia declara en la causa que, después de pegarle, el pintor arrepentido le dijo: “Yo no te convengo. Soy un violador, un chorro, un hijo de puta”.
- El cuestionado testimonio de Curiotti también es significativo. Curiotti cuenta que Zárate le dijo: “Me fui a lo de la patrona, la encontré en la cama leyendo una revista y me le tiré encima”. Efectivamente en la habitación se encontraron los anteojos con los que Norita, según parece, estaba leyendo antes de que la mataran.
- Varios de los albañiles que trabajaban en la casa de Dalmasso afirman que Zárate fantaseaba con ella: “Está muerta conmigo, me manda mensajes de texto”, dicen que contaba el pintor. En las planillas telefónicas no figura ningún mensaje de texto enviado por Dalmasso al pintor.
El defensor de Zárate, Enrique Zabala, mantiene su postura: “No hay pruebas de una violación. Eso deja afuera a mi defendido”. Su línea de defensa es que el asesino fue un amante con el que Norita mantuvo una relación sexual consentida y luego, por alguna razón, tuvo una explosión de furia y la mató. Y, al menos por ahora, la Cámara convalida la libertad. Sólo el ADN o alguna prueba sorpresa pueden cambiar la situación actual.
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