Las lluvias y los desbordes hídricos de las últimas semanas provocaron serios quebrantos al campo. De acuerdo con los relevamientos de los propios ruralistas, hay un millón de hectáreas de pasturas que quedaron bajo las aguas. Se cree que ese panorama se extenderá por los próximos cuatro meses. Los ganaderos contabilizaron que la situación provocó la muerte de “al menos” 20 mil vacunos, y el agua afectó la soja más temprana y el 40 por ciento del maíz en las zonas productivas. Entre Ríos y Santa Fe fueron las provincias más afectadas. A los efectos sobre vacunos, cultivos y pastizales se sumará la disminución en la calidad de los granos trillados, así como también se esperan problemas de logística por la destrucción de la infraestructura en los caminos. En cuanto a la producción lechera en Santa Fe, la merma alcanzó al 30 por ciento, según los datos de la Mesa Provincial de Lechería, ya que hay 2300 tambos desactivados.