La frase no pasó inadvertida, sobre todo si la pronunciaba el embajador estadounidense Earl Anthony Wayne. Y mucho más cuando la investigación del triple crimen de General Rodríguez avanza sobre la pista del tráfico de efedrina y el uso ilegal de precursores químicos. “Estamos preocupados por el rápido crecimiento del comercio ilegal de efedrina y otros precursores químicos. Por eso no debe sorprendernos que estemos trabajando para ampliar nuestra cooperación con el gobierno de Argentina para combatir el tráfico de drogas”, dijo Wayne en su intervención en el foro del Council of Americas. Cuando terminó su discurso, y ante una pregunta de PáginaI12 sobre esa declaración, Wayne dijo que el consumo de la efedrina era “un flagelo en Estados Unidos y México” y destacó que la situación en la Argentina abría “una oportunidad” para la cooperación entre Argentina y Estados Unidos en la lucha contra el tráfico de drogas.

La advertencia de Wayne sobre el tráfico de efedrina se extendió también sobre otros consumos. “Los argentinos están cada vez más preocupados por la violencia y los delitos en las calles relacionados con el comercio de drogas, así como también por el daño insidioso causado sobre los jóvenes por las drogas, como la sustancia altamente adictiva conocida como paco”, planteó el embajador.

La preocupación de Estados Unidos por el negocio de la efedrina ya se había expresado en una reunión que Wayne mantuvo con el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández. “Fue una semana después del descubrimiento de esa cocina de fabricantes de efedrina de los mexicanos. La cooperación en la lucha contra las drogas entre la Argentina y mis colegas en la DEA (Drug Enforcement Agency) es muy buena”, subrayó Wayne ante PáginaI12. En la investigación del crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina figura una declaración judicial de la esposa de Forza que menciona a un presunto informante de la DEA, Julio César Posse, como uno de los responsables de seguridad del joven empresario.