ECONOMíA › EL BANCO MUNDIAL CAMBIA DE RUMBO Y AHORA ESTUDIA REFORMAS GLOBALES

Una nueva arquitectura financiera internacional

“Necesitamos un Facebook de la diplomacia económica internacional.” La sentencia del presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, apuntó a la necesidad de crear un nuevo ámbito de conexión entre las naciones más poderosas del mundo y que trascienda al actual Grupo de los Siete, incorporando por lo menos a otra cantidad similar de economías emergentes de creciente influencia. Esa revisión de la arquitectura internacional empezará por casa: el funcionario encomendó ayer al ex presidente de México Ernesto Zedillo, abocarse a un proyecto para modernizar la estructura bancomundialista.

La idea de Zoellick es crear un “grupo mejor” y más amplio, al que en una primera etapa sumarían a Brasil, China, India, México, Rusia, Su-dáfrica, Arabia Saudita y los actuales miembros del G-7 (EE.UU., Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido). A través de sus representantes, este núcleo debería estar en contacto permanente, no ya para buscar soluciones coordinadas a problemas comunes sino, fundamentalmente, para predecirlos.

Una condición de ese grupo será la de “tener flexibilidad suficiente para incorporar a potencias emergentes”, lo que da la pauta de que el titular del Banco Mundial reconoce la posibilidad de que otras naciones modifiquen su peso relativo en la economía mundial, lo que los habilitaría a hacer aquellos diagnósticos y propiciar soluciones coordinadas. Según el mandamás del Banco Mundial, el grupo no debería estar identificado con un número, justamente, para no coartar la posibilidad de nuevas incorporaciones.

La versión original del G-7 ampliado, según su propuesta, tiene para el funcionario multilateral una razón de ser: representa el 70 por ciento del Producto Interior Bruto mundial, el 56 por ciento de la población y el 62 de la producción energética. Pero este grupo podría ir modificando su estructura en la medida en que lo justifique la aparición de otros actores en el mercado internacional. “El multilateralismo económico necesita ser redefinido más allá de las finanzas y el comercio”, añadió. “Los acontecimientos de septiembre pueden significar el punto de caída para muchos países en desarrollo. Una caída de las exportaciones, así como de la entrada de capital, desencadenará la retirada de las inversiones. Algunos países se verán abocados a una crisis de balanza de pagos. Y como siempre sucede, los más pobres son los que menos defensas tienen”, añadió. El BM, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio podrían contribuir a la labor de aquel grupo ampliado, que tendrá la misión de diagnosticar situaciones de crisis, anticiparse a los problemas y proponer soluciones. Pero al menos una de esas instituciones, tendrá que encarar al mismo tiempo su plan de modernización. Ayer mismo, Zoellick anunció que un grupo de expertos se ocupará de promover la renovación del Banco Mundial con miras a transformarlo en una institución más ágil y adecuada a la coyuntura mundial. Ese cuerpo estará comandado por Zedillo, presidente mexicano entre 1994 y el 2000, actual responsable de Estudios de Modernización de la Universidad de Yale.

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