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El ministro de Planificación, Julio De Vido, aseguró ayer que con la reducción de los subsidios y el sinceramiento tarifario para el sector gasífero “se logrará la consolidación del superávit fiscal, mejoras en los ingresos de los productores de gas, que se traducirán en inversiones, y en un aumento en las regalías de las provincias productoras del combustible”. Además, el funcionario indicó que el aumento de tarifas permitirá financiar parte del plan de obras públicas que anunciará la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el próximo 15 de diciembre.

De Vido explicó que a partir de esta medida quedará exceptuado el 64 por ciento de los hogares (4,1 millones sobre un total de 6,5 millones) y el 98,5 de las industrias y comercios demandantes de gas natural. El funcionario recibió el apoyo de la Federación Argentina de Municipios y de diferentes intendentes del conurbano bonaerense.

A través de un comunicado, la FAM –que es conducida por el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra– indicó que “lo importante de la medida es que el Estado reduce los subsidios al gas sin que esto recaiga sobre los hogares y la industria”. “Con la eliminación de los subsidios, el Estado sigue profundizando la redistribución del ingreso, adoptando medidas que recaen sobre los sectores de mayores recursos”, agregó el comunicado.

Por otro lado, el titular de Planificación aseveró que en los próximos días se ajustarán detalles con Bolivia para la reformulación del proyecto del Gasoducto del Noreste (GNEA), en función de los volúmenes de gas que el vecino país estará en condiciones de suministrar a mediano plazo. El gobierno de Evo Morales se había comprometido a enviar a la Argentina 7,7 millones de metros cúbicos diarios, negociados hace dos años, para luego aumentar esa cifra en 20 millones más. Hoy Bolivia carece del gas suficiente, por lo que el gasoducto que uniría ambos países tuvo que ser modificado.

El secretario de Energía, Daniel Cameron, reconoció ante la comisión de Presupuesto del Senado que ese gasoducto sólo se ubicaría en territorio argentino y que sería alimentado con el gas producido en las provincias del NEA. Cameron aseguró que Santa Fe quedaba excluida –por el momento– del gasoducto, a diferencia de lo que decía el proyecto original.