Además de reunir a buena parte de la dirigencia social, el lanzamiento de la asignación universal por hijo en la Casa Rosada tuvo también cierto aire reivindicativo. En el Salón de las Mujeres pudo verse a la dirigente de la agrupación Túpac Amaru de la CTA, Milagro Sala, y al recientemente renunciado como subsecretario de Comercialización de la Economía Social, Emilio Pérsico, jefe del Movimiento Evita. La presencia de la dirigente jujeña en la Rosada fue interpretada como una señal de respaldo por parte del Gobierno tras la campaña demonizadora de la oposición y un sector de la prensa. Cuando terminó su discurso, la Presidenta se acercó a la fundadora de la Túpac Amaru y la saludó con un gesto cálido ante todos los fotógrafos: tomó su cabeza con ambas manos. Cristina Kirchner también saludó a Pérsico de manera cordial, le dio un beso en la mejilla. Pérsico tuvo que renunciar a su cargo cuando la Bonaerense detuvo a su hijo con cinco plantas de marihuana en una camioneta del Ministerio de Desarrollo Social. En el salón también se vio al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, otro hombre duramente cuestionado. “Esto fue formidable, los argentinos estábamos esperando esto. No hay palabras, estoy muy emocionada”, dijo Sala a los periodistas.