El ministro de Planificación, Julio De Vido, último orador en el lanzamiento del nuevo plan exploratorio de YPF, eligió cruzar de entrada a los medios que intentaron desmerecer este anuncio informando que lo que presentaría Miguel Galuccio era, en todo caso, retomar una investigación ya hecha por Repsol YPF. “La exploración no empezó con Repsol, como dicen los diarios de hoy (por ayer), sino que empezó con Enrique Mosconi”, primer titular de YPF. “En todo caso, lo que hacía Repsol era un dibujo para ocultar el vaciamiento de la empresa”, remató el ministro, sin dejar pasar tampoco esta vez la responsabilidad de la empresa española en el deterioro de la capacidad productiva de la petrolera emblemática del país entre 1999 y 2011.

“El objetivo del Estado es producir más petróleo y más gas, porque son los dos factores determinantes de la matriz energética argentina (...). El Estado, con sus políticas promocionales, beneficia a la sociedad, no a las empresas”, subrayó en tono confrontativo y dirigiéndose a quienes cuestionan las políticas de intervención estatal mediante subsidios o precios diferenciales.

El diario La Nación había presentado ayer el tema señalando que “una vez más, Galuccio dará a conocer los resultados de un plan que anunció su antecesor, Sebastián Eskenazi”. Esta descalificación al actual CEO de YPF y la atribución de los méritos a la gestión de Repsol volvieron a irritar a las autoridades del Gobierno. Por prescripción médica, la presidenta Cristina Fernández no participó ayer del acto, pero el encargado de dar respuesta desde el Ejecutivo fue De Vido.

El jefe de la cartera de Planificación repasó las cifras que marcan el deterioro de la producción en los años de gestión de Repsol, empresa a la que acusó de ejercer “una política hostil” hacia los intereses del país. “Fue hostil la oferta que hizo Repsol por las acciones de YPF y hubo que vender (en referencia a las acciones que estaban en poder de las provincias). Esa oferta hostil fue un daño patrimonial a la Argentina. La verdadera consecuencia de la hostilidad de Repsol fue que todo el dinero iba, en definitiva, a la casa matriz de la empresa en España.”