ECONOMíA

Relación privilegiada con el Estado

 Por Javier Lewkowicz

Techint es el grupo empresario más grande que opera en el país. Ejerce ese título en la relación con sus proveedores y sus clientes y también en la política a través de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que domina junto al Grupo Clarín, y de la UIA, en donde tiene liderazgo junto a Arcor. Además, pasan presidentes y ministros pero Techint sigue gozando de una relación privilegiada con el Estado como contratista y beneficiario de medidas de protección comercial. Con el nuevo gobierno de Mauricio Macri, Techint junto al resto de las grandes empresas esperan recuperar su silla en la mesa de decisiones de la política pública.

El Grupo Techint, que incluye una gran cantidad de empresas en el país y en el exterior, entre ellas Ternium Siderar y Tenaris Siderca, anotó el año pasado ganancias globales por casi 24 mil millones de dólares. Tiene activos distribuidos en el mundo por un valor de 34 mil millones de dólares, con 58.257 empleados de planta permanente. Tiene su sede en Luxemburgo. Las dos grandes divisiones del grupo son la producción de chapa de Siderar, más mercado internista, y la venta de tubos petroleros de Tenaris.

La relación de Techint con el kirchnerismo terminó de romperse en 2008. El gobierno de Hugo Chávez en Venezuela renacionalizó la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), una empresa que hasta ese momento estaba controlada por Techint y que es la mayor siderúrgica de ese país. Pese a que el gobierno argentino intervino y logró que Chávez le pague una indemnización abultada, Rocca quería una posición más firme para recuperar la firma. Igualmente Techint continuó beneficiándose en estos años como contratista del Estado argentino. De hecho, entre los acuerdos firmados con China a principios de año está la construcción de la represa hidroeléctrica El Tambolar, en San Juan, que es una obra que Techint realizará en un 70 por ciento.

Un paso clave en la expansión de Techint fue la privatización a precio ganga de la estatal Somisa, que apenas dos años antes de su privatización en 1990 se ubicaba entre las 30 empresas de mayor facturación anual del país y era la primera empresa en cuanto a su aporte a las exportaciones agregadas de productos siderúrgicos. Paradójicamente, uno de los interventores de Somisa previo a su privatización fue el sindicalista de los plásticos Jorge Alberto Triaca, cuando fue ministro de Trabajo de Menem. Su hijo es el flamante ministro de Trabajo de Macri y deberá mediar en estos días en el conflicto laboral en Siderca.

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