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El precio del petróleo tiene poco o nada que ver con su costo de producción. La diferencia entre uno y otro, “la renta petrolera”, es inmensa en los países árabes, pero también pasa a ser una cifra fabulosa en otros países productores, como Argentina, cuando supera los 30 dólares el barril. Ayer pasó los 41. En el caso de los países productores, el precio interno del crudo es una decisión política: el gobierno define en qué medida se transfiere al mercado interno la suba internacional. También es una decisión política cuánto le queda al fisco de la renta petrolera, sobre todo cuando ésta arroja resultados extraordinarios. Así, crea la posibilidad de transferir a otros sectores la ganancia que generan los recursos naturales del país. En la Argentina, en cambio, rige la ley del más fuerte: la renta se la apropian las petroleras privadas y son éstas las que definen el precio del crudo en el mercado interno. Siendo un país exportador, la Argentina sufre la suba del petróleo como si fuera importador. El subsuelo es propio, las rentas son ajenas.