ECONOMíA › A ECONOMIA NO LE INQUIETA EL RECHAZO A LOS BONOS
Un problema de los bancos
Por David Cufré
El argumento de Roberto Lavagna para defenderse de la acusación de que su plan de canje optativo de depósitos por bonos fracasó será que esa acusación proviene del establishment financiero. “Qué mejor prueba de que la gente no quiere bonos que cuando se le dio la opción de tomarlos, la rechazó”, expuso un funcionario del Ministerio de Economía que participa de la “mesa chica” de los colaboradores de Lavagna. “¿Quiénes son los más favorecidos de que la gente deje de pedir su plata a los bancos y se quede con un título público?”, preguntó luego, ansioso por dar la respuesta: “Los bancos”.
Esa línea tropieza en una cuestión clave y es qué actitud tomará el Banco Central ante la solicitud de redescuentos de las entidades financieras para hacer frente a la devolución de depósitos. Porque si en lugar de bonos a los ahorristas el Estado provee a los bancos con efectivo, el costo lo terminará pagando igualmente el sector público, en este caso, por tener que gastar reservas para esterilizar los pesos que emitió. Su otra opción sería dejar subir la cotización del dólar, con su consecuente impacto inflacionario.
La poca adhesión a los bonos deja sin resolución un problema para los bancos. Tienen que devolver los depósitos. El problema sería exclusivamente para las entidades financieras y para el próximo gobierno si no fuera por el goteo del corralito, a causa de los amparos. Los depósitos reprogramados se empiezan a devolver a partir 2003, con un cronograma que se extiende por dos años. “Los bancos quieren el bono compulsivo porque limpiaría sus pasivos (los depósitos) y traspasarían la carga de devolver el dinero al Estado”, insistió el funcionario de Economía, en diálogo con Página/12. “En esta pelea, el Banco Central opera del lado del establishment financiero”, acusó luego, reconociendo la pelea entre Lavagna y Pignanelli que ayer ambos funcionarios procuraron disimular.
No es la primera vez que funcionarios de Economía expresan posiciones inflexibles, que después cambian, por el motivo que sea. Durante la gestión de Remes Lenicov, por ejemplo, el equipo económico se negaba a la pesificación uno a uno de las deudas de las grandes empresas. Su primera definición en ese tema fue que los pasivos de las empresas por arriba de 100 mil dólares no serían pesificados. Ante la presión de sectores empresarios, se pensó luego en pesificar las deudas por sobre aquel monto, pero estableciendo un valor del dólar de 1,40. Finalmente, Remes Lenicov cambió su primera idea por la pesificación generalizada. Cuando se le recuerdan situaciones como ésta al funcionario de Economía asegura que “Lavagna le dejó claro a Duhalde que renunciará si algún sector del Gobierno o el Banco Central imponen la entrega compulsiva de bonos”. “Le dijo que es una medida inviable, tanto políticamente, porque el Congreso no la acepta, como socialmente, porque la gente rechaza los bonos”, completó.
La salida de dinero del corralito por los amparos complica a Lavagna. Como el ministro rechaza el canje compulsivo, aspira a que la Corte Suprema refuerce la Ley Tapón con un fallo que siente jurisprudencia. Sería en la causa promovida por San Luis, que reclama por los depósitos que le quedaron en el corralito. Si el Gobierno consigue que se frene el drenaje, entonces sí los bancos y el futuro gobierno deberán preocuparse por cómo se devuelven los depósitos en 2003.
“El objetivo en este momento no puede ser el de diseño de políticas activas y el emprendimiento de acciones como si la situación política y económica fuera normal, sino apenas evitar la hiperinflación, la dolarización y que nos lleven al ALCA”, insistió el hombre de Hacienda.
En defensa de la gestión que lleva a cabo el equipo económico, el funcionario sostuvo que “el próximo gobierno tendrá más legitimidad y más poder para definir cómo se devuelven los depósitos”. En caso de que los bancos no puedan hacerlo, en Economía sugieren que el Estado resolverá lacrisis analizando caso por caso. “Nuestra única preocupación debe ser cuidar al Banco Nación”, concluyó. En el Palacio de Hacienda dicen querer forzar a los bancos extranjeros a traer fondos desde sus casas matrices, mientras que aseguran que los bancos de capital nacional están saliendo bien parados de esta crisis.