Los ganaderos se mostraron ayer agazapados, a la espera de que el Gobierno confirmara o desmintiera las versiones sobre nuevas medidas para restringir las exportaciones de carne. En tanto, los productores fueron muy críticos de una eventual restricción y evalúan medidas de fuerza.

Luciano Miguens, titular de la Sociedad Rural, aseguró que la suspensión de las exportaciones decretada en marzo último “perjudicó al campo. Fuimos los que perdimos”. Así, se diferenció de otros integrantes de la cadena que no habrían salido damnificados. Los productores sostienen que esa medida extrema pasó desapercibida para los frigoríficos, por ejemplo, que no trasladaron el derrumbe de precios de la hacienda en pie al resto. En las carnicerías, argumentan los ruralistas, la baja en los precios no fue de la misma magnitud que en Liniers. “El sector rural resignó un 30 por ciento del precio en los mercados de concentración de hacienda y nunca se llegó a reflejar en el valor que pagó el consumidor final”, analizó Miguens. El dirigente concluyó: “El productor se encuentra desorientado. No sabe qué hacer, si tiene que comercializar su hacienda o bien esperar”.

En el mismo sentido se pronunció Jorge Srodek, secretario de Carbap, una asociación que en su mayoría cuenta en sus filas a ganaderos de La Pampa y Buenos Aires. “Las cosas están otra vez muy confusas. Con este panorama nos cuesta trabajar, ya que las medidas se toman de la noche a la mañana”, se quejó en declaraciones radiales. Carbap está dispuesta a ir a un paro si Néstor Kirchner no atiende a sus demandas.

Por su parte, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), entidad a la que está adherida Carbap, manifestó que las eventuales medidas restrictivas van en contra de la producción y preocupa no tener una respuesta oficial frente a los trascendidos: de concretarse (el recorte de las exportaciones), “todo conducirá a medidas de protesta”, expresaron en CRA.

El eje de los argumentos de los productores es que ellos no son formadores de precios, pero se convierten en los mayores castigados cuando el Gobierno toma medidas duras, como el freno a las exportaciones. A principios de año ya quedó demostrado que un límite a las ventas al extranjero tiene una incidencia directa sobre los precios. “Vamos al paro porque se han intervenido todos los mercados”, disparó Pedro Apaolaza, de Carbap. Como ocurrió a principios de año, la relación del campo con el Gobierno se puso al rojo vivo.