Evo Morales le prometió a Néstor Kirchner que Bolivia mantendrá el suministro de gas, tal como fue acordado el año pasado. El país vecino se comprometió a bombear entre 4,4 y 7,7 millones de metros cúbicos diarios. Ambos mandatarios ratificaron, además, que dentro de un año y medio habrá un notable incremento en la inyección de gas, con la puesta en marcha del Gasoducto del Noreste.

Fuentes de la delegación argentina señalaron que, en promedio, el suministro diario desde Bolivia alcanza a 6,3 millones de metros cúbicos. Sin embargo, esa cantidad suele caer sensiblemente durante las jornadas de menor temperatura. La Argentina necesita en forma urgente que su vecino incremente la oferta exportable para atender la demanda energética de las industrias. El escenario no luce fácil: Brasil le reclamó a Evo exactamente lo mismo.

En su pedido, el gobierno argentino quiere hacer pesar el trabajoso acuerdo por el precio del gas. Por cada millón de BTU, se están abonando cinco dólares. Esa fue una exigencia de Evo que la Argentina aceptó. En medio de la crisis energética, es importante que no falte el gas de Bolivia.

Los funcionarios que comentaron la intimidad de la cumbre Kirchner-Morales destacaron la parte más positiva de la reunión: que, en un plazo de un año y medio, el suministro alcanzaría a 27 millones de metros cúbicos diarios gracias a la construcción del gasoducto del Noreste. Ese fluido se distribuirá entre siete provincias argentinas.

En su discurso de cierre, Evo pareció ratificar su voluntad de auxiliar a sus vecinos. “Hay que compartir e impulsar a América latina como reserva internacional de recursos naturales, donde el Mercosur sea una esperanza para toda la humanidad”, dijo ante el resto de los mandatarios que compartieron la cumbre regional en Asunción del Paraguay.

El presidente boliviano, no obstante, se diferenció de su colega Lula en el tema de los biocombustibles. Ayer sumó una fuerte crítica al plan impulsado principalmente por Estados Unidos y Brasil. Evo, en línea con Chávez, está seguro de que la utilización de cereales para producir combustibles terminará por encarecer los alimentos y perjudicar a los países más pobres. El boliviano instó a sus colegas del Mercosur a dar un fuerte debate sobre la cuestión. “Países llamados pequeños como Bolivia estamos en la obligación de dar nuestras opiniones a algunos países de los que reconocemos el liderazgo regional”, sostuvo en obvia referencia a Brasil. “Tenemos que ir a la vanguardia de la revolución energética”, replicó Lula reafirmando su posición frente al tema.

El vicepresidente de Venezuela, Jorge Rodríguez, también se pronunció. Después de aclarar que la ausencia de Chávez no intenta “minimizar” la cumbre anual del bloque, pidió que los países miembro no se limiten “a las cuestiones comerciales y tengan también en cuenta otros aspectos como la pobreza, la soberanía y la posesión de los recursos naturales de los pueblos”.