Por mucho que el presidente venezolano haya dicho que la compra de armas no es prioritaria, la cooperación técnico-militar se halla en el centro de la visita de Hugo Chávez a Moscú. Los rusos confirmaron ayer que negocian con Caracas la venta de cinco submarinos diésel. En Moscú, el presidente de Venezuela intervino ante la Cámara de Comercio, donde ofreció algunos detalles sobre su conversación del jueves por la noche con el líder ruso, Vladimir Putin, para impulsar la “alianza estratégica y económica” con Rusia.

“Rusia y Venezuela están actualmente en negociaciones para adquirir cinco submarinos del proyecto 636”, manifestó ayer Innokenti Naliotov, consejero del director general de Rosoboronexport, la empresa rusa que tiene el monopolio de la venta de armamento al extranjero. Estas declaraciones las hizo Naliotov en el Salón Internacional Militar Naval de San Petersburgo, donde explicó que se trata de modernos sumergibles diésel. Caracas podría comprar más adelante otros cuatro submarinos Amur, modernísima clase de naves que todavía no ha entrado en servicio en la armada rusa. Chávez dijo que desea hacer estas compras para defender la plataforma continental venezolana, rica en petróleo, de un posible ataque por parte de EE.UU.

Los submarinos le costarán a Caracas entre 800 y 1500 millones de euros. Un primer contrato para la adquisición de tres sumergibles 636 puede ser firmado próximamente para reemplazar a los dos submarinos alemanes de la clase 209 con que cuenta la marina de guerra venezolana.

Pero como subrayó Chávez durante su intervención ante la Cámara de Comercio rusa, el interés de Venezuela no se limita a la compra de armas. Hay una serie de proyectos conjuntos entre los que se destacan aquellos con empresas energéticas como la petrolera Lukoil y el monopolio de gas Gazprom. La forma de colaboración que desea el líder venezolano pasa por la creación de empresas mixtas, como la que ya se ha formado con Lukoil. Chávez señaló que su interés en las firmas rusas no es sólo para la explotación de las materias primas energéticas, sino también para su procesamiento. Gazprom y Petróleos de Venezuela (Pdvsa) acordaron crear dos grupos de trabajo para estudiar posibles nuevos proyectos, uno para la exploración y explotación y otro para infraestructura de transporte y distribución de gas, es decir, construcción de gasoductos. Chávez señaló que desearía contar con la cooperación de Gazprom para su proyecto de tender el Gasoducto del Sur, con el que quiere unir Venezuela con Argentina. “En materia de gas, Venezuela es para América lo que Rusia es para Europa”, señaló Chávez. Precisamente para “apuntalar” éstos y otros proyectos Chávez dijo que habían acordado con Putin la formación de un “fondo binacional”. La conversación con el líder ruso estuvo “llena de ideas” de “calado estratégico” y el tema más importante tratado fue “cómo lograr dar un salto cuantitativo y cualitativo en la alianza económica” de Venezuela y Rusia.

La parte rusa no ha hecho comentarios sobre la conversación que mantuvieron ambos presidentes, lo que se explica por el deseo del Kremlin de bajar el perfil de la visita de Chávez. Moscú no quiere enfadar a Washington en vísperas del viaje de Putin a Maine, donde deberá tratar importantísimos temas con su homólogo George W. Bush.

En Bielorrusia, adonde hizo un viaje relámpago, Chávez fue recibido por el presidente del país, Alexandr Lukashenko, que subrayó que la primera etapa de colaboración entre ambos países ha sido “recorrida rápida e intensamente” y que es hora de pasar a un nuevo nivel de cooperación. Hay proyectos de colaboración en la esfera comercial, energética y técnico-militar, subrayó Lukashenko. Chávez está interesado en comprar allí sistemas de defensa antiaérea y maquinaria para la industria del petróleo y petroquímica.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.