Viernes, 14 de marzo de 2008 | Hoy
Mala señal para los cristianos en Irak. Ayer apareció el cadáver del arzobispo caldeo Bulus Faraj Raho, secuestrado el pasado 29 de febrero, cuando salía de decir misa en Mosul (norte). Aunque no estaba claro si había muerto asesinado o por complicaciones en su delicada salud, el mensaje es el mismo: los fanáticos islamistas no quieren a los cristianos en Irak. “El arzobispo Raho está muerto. Los secuestradores lo habían enterrado cerca de Mosul”, declaró el obispo auxiliar de Bagdad, Shlemon Warduni, a la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal italiana. Según su relato, los captores se pusieron en contacto con la iglesia anteayer para decir que estaba muy enfermo y más tarde que había fallecido. El cuerpo no presentaba heridas de bala.
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