Durante más de cuarenta años Gustavo Iruegas fue un diplomático de carrera que no se metía en política ni dejaba que la política se metiera con él. Era siempre cordial, sonreía y estrechaba la mano a quien el Estado mexicano le dijera. Hoy, con más canas y menos pulgas, es el canciller del “gobierno legítimo” de Andrés Manuel López Obrador. Ya no cuida sus palabras y habla con toda soltura de la necesidad de una “revolución verdadera”, de una resistencia pacífica en manos de brigadas populares y de terminar con el “espurio” sistema político. “Toda la dirigencia está podrida, corrupta, incluso la izquierda”, dice y por un instante parece que va a perder la calma que lo caracteriza.

Iruegas recién se sumó al equipo de López Obrador después de las elecciones presidenciales de 2006, cuando en medio de “errores menores” y de recuentos interrumpidos Felipe Calderón ganó por apenas un 0,6 por ciento. Según cuenta durante su visita por Buenos Aires, no se trataba de defender un partido o un candidato, sino “la nación”. Desde ese momento, su misión es usar sus antiguos vínculos diplomáticos en la región para denunciar la “ofensiva neoliberal” de Calderón e “imperialista” de Estados Unidos.

–Hoy empieza en el Senado el debate sobre la reforma energética. ¿Por qué se oponen a la idea de asociar inversiones privadas a Pemex?

–En el país existe la idea de que la inversión extranjera es el objetivo principal. Parecería que nosotros no somos capaces de hacer nada propio, a pesar de que tenemos el enorme negocio del petróleo. ¿Por qué quieren que el dinero venga del exterior? Porque las grandes empresas mexicanas no pagan impuestos o pagan casi nada. Entonces, ¿de qué vive el Estado? El 40 por ciento del gasto proviene del petróleo. Por eso, los que se benefician del petróleo en el país son los grandes empresarios... y ahora para colmo quieren privatizarlo y venderlo al extranjero.

–¿Cuál es el interés del gobierno de entregar el petróleo?

–Hay intereses personales. El ministro del Interior, alguien que en México se considera más español que mexicano, cerró un contrato para la compra de 21 mil millones de dólares de gas a España. Pero España no tiene gas, así que Repsol se lo compra a Perú, ganando 10 mil millones por la mediación. ¿Por qué no le podemos comprar el gas directamente a Perú? ¡¿Por qué le tenemos que entregar 10 mil millones a Repsol?!

–¿Qué significa la alianza militar que se prepara con Estados Unidos?

–En el informe de la Comisión Investigadora del 11-S, el Congreso estadounidense reconoció que están negociando la instalación de una base antimisiles en México. Que el imperio quiera más no debe sorprendernos. Lo que sí no se entiende es el gobierno de México esté de acuerdo. Cualquier gobierno debería por lo menos decirle a Estados Unidos: mientras construyen un muro en la frontera, no pueden decirnos que necesitan nuestro territorio para garantizar su seguridad. En cambio, Calderón está subiendo la apuesta. Como le negaron la reforma migratoria y le pusieron el muro, dice: Bueno está bien, no nos quieren, pero ¿qué tal si te ofrezco el territorio? Es vergonzoso.

–¿Cómo es gobernar en paralelo con el gobierno?

–Nuestro trabajo es vigilar los intereses de la nación. Por ejemplo, cuando fue el conflicto entre Colombia y Ecuador yo escribí un artículo para defender a los jóvenes mexicanos que murieron o resultaron heridos en el ataque contra las FARC y cuestionar la reacción de la Cancillería. Al gobierno le preocupa que ahora las FARC son “terroristas”, pero nosotros habíamos recibido a la guerrilla cuando negociaba con el gobierno colombiano, yo estaba allí. Son las mismas FARC. Ningún gobierno puede decir: ahorita no sos terrorista y mañana tampoco, pero mañana puede ser.

–Usted dice que todo el sistema político está podrido. ¿Eso significa que no se presentarán en las elecciones de 2012?

–Significa que no iremos a las próximas elecciones armados sólo con nuestros votos. Ya aprendimos que nuestros votos no valen. En las últimas cuatro elecciones presidenciales, dos las ganó la derecha y nosotros lo respetamos. Las dos que ganó la izquierda nos las robamos.

–Pero, ¿se van a presentar en las elecciones?

–Si vamos simplemente a votar, nos van a robar de nuevo. Por eso tenemos que ir respaldados por el poder popular organizado. Ni por los partidos ni por el PRD, por la gente que nos acompaña en la lucha y que son los únicos que no han sido corrompidos por el sistema. La presidencia es un camino, pero a lo que realmente aspiramos es a una nueva República.