Martes, 8 de julio de 2008 | Hoy
EL MUNDO › BETANCOURT LE PIDIó A URIBE QUE CAMBIE “EL LENGUAJE RADICAL, DE ODIO”
Ingrid Betancourt pidió a Uribe que cambie el lenguaje para la pacificación y dijo que su diferencia con el presidente colombiano es que “él cree que se llega a la paz terminando con las FARC y yo creo que hay que hacer cambios sociales”.
Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
Desde que volvió a la libertad, Ingrid Betancourt ocupa la agenda noticiosa de Colombia y el mundo, mientras que Uribe sube como espuma en popularidad. Pero ahora la recién liberada, en declaraciones desde Francia, empezó a tomar distancia del presidente colombiano, a quien en principio agradeció por la “perfecta” operación de las fuerzas militares que la regresaron a la libertad junto a otros catorce ciudadanos secuestrados por la guerrilla de las FARC. En París, a donde llegó el viernes, Ingrid le señaló a Uribe la necesidad de cambiar el lenguaje “radical, de odio”, habló también de la mediación de Hugo Chávez en las liberaciones de rehenes y agradeció a Argentina y a Cristina Kirchner por no haberla olvidado.
Mientras tanto, el gobierno colombiano anunció que está pensando en suspender la mediación de Suiza, Francia y España con las FARC, porque “la confianza está resquebrajada” con el delegado suizo Jean Pierre Gontard. Los funcionarios de Uribe dicen que, según archivos encontrados en la notebook de Raúl Reyes –líder de la organización rebelde “abatido” recientemente en Ecuador–, Gontard está “muy vinculado al manejo de 500 mil dólares que se confiscaron a las FARC en Nicaragua”.
El gobierno suizo publicó un comunicado donde expone que Gontard “en condiciones difíciles se empeñó en acciones que favorecieron la liberación de varios secuestrados, en contacto permanente con el gobierno colombiano. Sin embargo, su mandato necesita un cierto margen de independencia y ni sus acciones ni sus declaraciones comprometen necesariamente al gobierno suizo”. Pero no fue suficiente para convencer a Bogotá. El Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, aseguró que “quedan muchas dudas, lo cual amerita el replanteamiento de esta tarea”.
En Colombia en este momento, lo dicho por el gobierno se lleva casi todos los aplausos. Uribe tiene el 91 por ciento de popularidad, al tiempo que los ministros y militares son ovacionados en plazas públicas, iglesias católicas, aeropuertos, salones de conferencias. El otro 9 por ciento de los colombianos, entre tanto, sigue con inquietud, y quizá algo de esperanza, el avance del novelón de la parapolítica, donde el primer mandatario es acusado de tener vínculos con los paramilitares. El miércoles, cuando Ingrid Betancourt fue sacada de la selva, el debate sobre la legitimidad del mandato de Uribe estaba en un punto caliente. La Corte Suprema de Justicia la puso en duda al condenar a una parlamentaria que confesó recibir ofertas de Uribe para dar un voto positivo que le hacía falta para cambiar la Constitución Política del país y poder ser reelegido.
Pero la mayoría es la mayoría y los ojos están puestos en Ingrid. La colombo-francesa les contó a agencias de noticias argentinas que “la Argentina y Cristina Kirchner nunca se olvidaron de nosotros”, y que por ello está muy agradecida con este pueblo. A Chávez lo calificó de “aliado extraordinario” y “opción magnífica”, en la liberación de los secuestrados colombianos, y recordó que fue el mandatario venezolano quien “logró liberar a seis personas antes que el resto”. En ese sentido, la política consideró urgente “restablecer la confianza y la amistad entre Colombia y Venezuela”. Desde ahora, Uribe planea visitar a Chávez el próximo 11 de julio para tratar las relaciones bilaterales.
Recordando a los que siguen como rehenes, Ingrid Betancourt se refirió al tono que el presidente Uribe utiliza para referirse a las FARC, con quienes el gobierno planea tener “un contacto directo”. Betancourt dijo que “hemos llegado al momento en el que hay que cambiar ese vocabulario radical, extremista, de odio, de palabras muy fuertes que hieren muy íntimamente al ser humano”. La ex rival política de Uribe en las elecciones presidenciales de 2002 criticó al actual presidente porque para él “el final de las FARC es restablecimiento de la paz en Colombia. Para mí, la paz de Colombia pasa por unas transformaciones sociales”.
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