Domingo, 19 de octubre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DE BOLIVIA, EVO MORALES
Mientras se discute en el Congreso el llamado a un referéndum para ratificar la Carta Magna aprobada por mayoría simple en la Asamblea del año pasado, Morales dijo que el plebiscito se hará, por las buenas o las malas.
Por Rosa Rojas *
La oposición en Bolivia busca, en lo político, volver a los tiempos de la colonia, y en lo económico, retornar al modelo neoliberal, dice el presidente. “Eso no lo vamos a permitir ni el gobierno ni el pueblo”, señaló el presidente Evo Morales en el Palacio Quemado, sede de gobierno.
La oposición, en especial la alianza derechista Poder Democrático y Social (Podemos), impide en el Congreso la aprobación de la ley de convocatoria al referendo sobre el proyecto de nueva Constitución Política. Frente a eso, Morales advirtió que “a las buenas” dicho proyecto se viabilizará de manera concertada con la oposición, que es “un pequeño grupo”, y que “a las malas” se hará “usando nuestra mayoría”.
Fue muy criticado por la oposición y buena parte de los medios de comunicación del país por haber encabezado el arranque de la marcha de los movimientos sociales aglutinados en la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), que el lunes 13 salió desde Caracollo hacia La Paz para exigir al Congreso la aprobación de la citada ley de convocatoria. Pero Morales no se arrepiente. “Hubiera querido estar marchando toda la semana”, desafía.
–Usted ha dicho que “a las buenas o a las malas” se va a aprobar el proyecto de nueva Constitución Política del Estado ya aceptado por la Asamblea Constituyente. La oposición lo acusa de querer establecer un régimen “tiránico” y de no respetar la democracia. ¿Qué nos puede decir al respecto?
–¿En qué consiste de buenas o de malas? Somos una mayoría y no podemos estar sometidos a una minoría, imagínese el apoyo del 67 por ciento... en la democracia gobierna la mayoría y, cuando digo a las buenas, queremos hacer así, juntos, hacer esta historia en Bolivia... Y queremos una oposición viabilizadora, no una oposición bloqueadora, y esa forma de bloquear al gobierno –un gobierno democrático, que gobierna con mayoría, no solamente parlamentaria, sino también con mayoría del pueblo boliviano– desgasta y destroza a la oposición. Yo siento que no es oposición: son personas que gritan permanentemente, que molestan y perjudican este proceso de cambio. Repito, ¿qué significará de buenas o de malas? De buenas es acordado, concertado con ese pequeño grupo, y de malas, usamos nuestra mayoría: tenemos mayoría en el Parlamento y tenemos mayoría del pueblo boliviano.
–¿El bloqueo sistemático de la oposición tampoco respeta las reglas de la democracia?
–No es respeto. ¿Qué dirán que es una tiranía? Es lo más democrático nuestro gobierno nacional: todo por el país, por el cambio, por la democracia, por la unidad... Yo tengo que negociar, dialogar con terroristas, con genocidas y con subversivos, y eso no lo dice el presidente, eso dice el pueblo; yo escucho algunos comentarios, algunas llamadas a la radio. ¿Cómo el presidente va a dialogar con terroristas, con genocidas, con subversivos? Y todo lo que ha pasado en septiembre (la destrucción de más de 75 oficinas del gobierno en los departamentos autonomistas de Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando, la masacre de dieciséis campesinos en Pando), eso sí es algo tiránico, una actitud salvaje de un grupo de opositores que al final han sido derrotados por el pueblo y por la comunidad internacional.
–En las negociaciones en el Congreso para viabilizar la ley de convocatoria, Podemos pretende incluir en la agenda de trabajo la reconsideración del modelo de Estado plurinacional y el reconocimiento de los idiomas y los derechos colectivos de los pueblos indígenas. ¿Se puede aceptar eso en aras de tener una Constitución de consenso?
–Primero, ellos no son constituyentes; yo quiero saludar al movimiento indígena y campesino y a los movimientos sociales por permitir mejorar el capítulo de las autonomías y tal vez ahí, de manera muy personal, yo dije que si hay contradicciones en la nueva Constitución, se pueden compatibilizar esas contradicciones. Pero cuestionar temas estructurales, temas de fondo, ya es ser constituyente. El Parlamento no es ninguna Asamblea Constituyente, ni Podemos es constituyente, y por tanto eso no se discute. Cuando plantean la propuesta de nuevo Estado, quieren seguramente volver a tiempos de la Colonia; eran virreyes, triunviratos, como antes dominaban en Bolivia. El virrey, un grupo de oligarcas, un grupo de jerarcas de la Iglesia católica: ellos dominaban Bolivia y Latinoamérica. Eso ha terminado: estamos en otros tiempos, de cambio; es la participación del pueblo, y cuando cuestionan algunos temas económicos quieren volver al modelo neoliberal. Eso no lo vamos a permitir ni el gobierno ni el pueblo: Bolivia empieza a independizarse económicamente, por eso esta crisis financiera sí afecta indirectamente por el tema de los precios, pero no afecta la economía nacional.
–¿Qué previsiones se han tomado frente a esta crisis?
–Estamos en reuniones permanentes con ministros, con los movimientos sociales. El gobierno primero va a garantizar la alimentación; estamos en emergencia para garantizar el tema energético (por) si hubiera algún problema profundo, y Bolivia felizmente está blindada. Imagínese, de 2005 a 2006 han crecido las reservas internacionales; de 2005 al 6 de enero de 2006, 1700 millones de dólares; ahora estamos con casi 8 mil millones de dólares, por tanto la economía nacional está blindada. Además, pese a algunos conflictos sigue creciendo la exportación y eso nos fortalece: tenemos una exportación de más de 4 mil millones de dólares al año en los distintos rubros (en tanto) la exportación en el Atpdea es apenas de 60 millones de dólares; eso vamos a resolverlo, por tanto, no nos va a afectar. Claro, Estados Unidos, el capitalismo, el imperialismo, toma decisiones de carácter político tratando de utilizar el tema de la lucha contra la pobreza, la lucha contra el narcotráfico, contra el terrorismo. Son falsos argumentos, no nos asusta, y Bolivia no se va a rendir, pues, frente a ciertas imposiciones del gobierno de Estados Unidos. Ojalá puedan reconsiderar, ojalá puedan mejorarse las relaciones diplomáticas con el gobierno de Estados Unidos, pero sí tenemos excelentes relaciones de pueblo a pueblo: cuando yo voy a Estados Unidos, a la Asamblea de Naciones Unidas, siempre me invitan los movimientos sociales para escucharme y para compartir experiencias, pero también para recoger sus propuestas.
–El precio del metal, de la libra fina del estaño y del zinc ha caído, y también el de los hidrocarburos. Jaime Solares, de la COD (Central Obrera Departamental) de Oruro, planteaba que lo anterior va a traer una crisis en Huanuni (la mayor mina de estaño del país, nacionalizada por el gobierno de Morales) y que probablemente haya una reubicación. ¿Qué medidas se tomarán al respecto?
–Con cinco dólares la libra fina se defiende Huanuni: ahora está sobre seis. Sí ha bajado, afecta los ingresos, pero no es para que la empresa metalúrgica se destroce. Tenemos problemas, pero con los cooperativistas; estamos estudiando un decreto supremo (para ver) cómo resolver una cuestión social, y siempre tomamos precauciones. El Estado boliviano se defiende con 70 dólares el barril de petróleo; nos afectaría si estuviera debajo de los 70 dólares. Esa es nuestra realidad económica.
–Varias veces se ha mencionado que el presidente Hugo Chávez ha informado que venderá gas a Brasil, Argentina y Chile, y que eso va a afectar los mercados de Bolivia. ¿Qué opina usted?
–Tal vez tergiversaciones que vienen. El primer acuerdo que tenemos en la región, no solamente con el compañero y presidente Chávez, es que los mercados que tiene Bolivia se respetan. No estamos cumpliendo los compromisos con Argentina, especialmente; también falta cumplirle a Brasil. Si Venezuela estuviera vendiendo, hay tantas formas de vender... estaría cubriendo esos mercados, los tienen ahí. Esas versiones son parte de una guerra sucia, que Venezuela nos va a quitar el mercado de Brasil... El compañero (Luiz Inácio) Lula da Silva (presidente de Brasil), la compañera Cristina (Fernández, presidenta de Argentina), antes el compañero Néstor (Kirchner, ex presidente argentino), son solidarios con Bolivia, con el gobierno. Yo siento que algunos presidentes son solidarios con Evo, saben de dónde viene. Pensar que nos van a quitar el mercado es totalmente falso; es impresionante la solidaridad de estos países, incluido Chile, incluidos los países de Europa y del mundo. Pensar que nos vayan a quitar el mercado, falso. Yo preguntaba, a ver ¿en qué tiempo Brasil va a tener su nuevo petróleo, el gas que ha descubierto? Y me dicen “mínimo necesitamos cinco años”, y son, creo, como 30 mil millones de dólares. En Brasil es todo un proceso. Repito: esas versiones son parte de una campaña contra Evo; se sabe que la derecha es tan racista, tan fascista, que no acepta que un presidente pueda ser campesino, indígena o despectivamente llamado indio.
–Lo han criticado mucho por haber encabezado la marcha del Conalcam, en Caracollo. Dicen que usted manipula a los movimientos sociales para presionar al Congreso boliviano.
–Yo estoy identificado con los movimientos sociales, sigo siendo dirigente sindical; yo hubiera querido estar marchando toda la semana, pero no tengo tiempo. ¿Quiénes critican la marcha? La derecha. Antes, cuando marchaba como dirigente, me criticaban; cuando marchaba como diputado, me criticaban. Ahora que soy presidente, marcho. Me critican, es normal, no es extraño. Yo hice política marchando, marchas pacíficas reivindicando los intereses del pueblo. Empecé con coca, con tierra, con los derechos de los pueblos indígenas, los hidrocarburos, ahora por la nueva Constitución, la refundación de Bolivia, junto a mi pueblo, junto a esa lucha. Si mis compañeros estuvieran molestos conmigo, allí sí estaría arrepentido. Me fui a la marcha justamente para que me critiquen; es la mejor campaña que me hace la derecha, porque la derecha enemiga del pueblo critica a Evo Morales; entonces, muy contento, muy feliz, y tenía que ver eso.
–Hablando de campañas, ¿cómo valora la relación que tiene con los medios de comunicación, sobre todo con la televisión, que seguido lo critica y lo ataca?
–Es otra campaña que me hacen. Si esa prensa de la derecha, esa prensa de los empresarios, hablara bien de mí, ahí sí me debilitaría; me preocuparía que hablaran bien de mí. Qué bien que se hable mal; estoy contento y feliz, el pueblo identifica qué medios de comunicación están con el pueblo y qué medios de comunicación están con las logias o con el imperio. Lo sabe el pueblo boliviano, a mí no me molesta eso. En 1994, cuando la prensa hablaba contra mí, había spots contra Evo Morales y pasaban cada 15, 20 minutos: de narcotraficante, algunos tiempos de asesino, algunos tiempos de terrorista. En el ’94 sí me dolía, no estaba acostumbrado y echaba la culpa a mis padres y decía “a qué mundo me han traído para que públicamente, con mentiras, me estén acusando de narcotraficante, de terrorista, de asesino”, y ahora no sé si me he vuelto más duro, pero más bien quiero eso; con eso me hacen la mejor campaña, no hay por qué tener miedo. Pero sí: en el referendo revocatorio la peor derrotada ha sido la prensa, semejante prensa contra Evo, y también semejante apoyo del pueblo: 67 por ciento.
* De La Jornada de México. Especial para Página/12.
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