Jueves, 30 de octubre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL JEFE DE LA MISIóN DE PAZ DE LA ONU RENUNCIó Y LLEGó LA TREGUA
En pocos días la zona este del país entró en caos. Al menos 45 mil congoleños huyeron de los campos de refugiados y los cascos azules quedaron atrapados entre el fuego del ejército rebelde y las piedras de los cientos de civiles.
En apenas cuatro días, la región más rica del Congo quedó al borde de la anarquía total. Al menos 45 mil congoleños huyeron desesperados de los campos de refugiados y los soldados de paz de la ONU, los únicos garantes del orden en la zona oriental, quedaron atrapados entre las balas del ejército rebelde de tres mil hombres y las piedras y los palazos de cientos de civiles iracundos, que los acusan de hacer la vista gorda a las masacres. En el medio del caos, el comandante de la misión de Naciones Unidas, el general español Vicente Díaz, renunció y los rebeldes anunciaron un cese del fuego, pero no dijeron por cuánto tiempo. “La situación es verdaderamente desesperante”, alertó el canciller francés Bernard Kouchner. Mientras lanzaba esa advertencia, en la vecina Somalia las oficinas de la ONU sufrían cinco atentados (ver aparte).
Ayer la presidencia de la Unión Europea y el gobierno norteamericano anunciaron que mandarán tropas y ayuda a Congo, un país relativamente olvidado en las agendas de las potencias, a pesar de ser el cuarto productor de diamantes del mundo. Kouchner adelantó que pedirán el envío de entre 400 y 1500 soldados de paz europeos, aunque horas después el jefe militar de la UE lo puso en duda. Desde Washington, el vocero del Departamento de Estado, Scott McClellan, anunció que hoy viajará la secretaria adjunta para asuntos africanos, Jendayi Frazer, a la capital congoleña, Kinshasa. En el Consejo de Seguridad, en tanto, hay mucho debate, pero ninguna decisión.
El miedo de los congoleños y de la comunidad internacional alcanzó su clímax ayer. Las tropas leales al débil gobierno congoleño habían huido. Los tres mil hombres del líder rebelde tutsi (la minoría que pide el control de la región del este) Laurent Nkunda avanzaban con una fuerza incontenible hacia Goma, la capital de Kivu Norte. En las puertas de la ciudad, los esperaban la última línea de defensa, los cascos azules de la ONU. No hay datos oficiales sobre cuántos soldados de paz había. La misión tiene 17 mil hombres, pero están desplegados en todo el país, principalmente en los dos focos de conflicto, el este, Kivu Norte y Kivu Sur, y el norte, Ituri.
Desde la capital llegó una flota de helicópteros para apoyar a los cascos azules. “Desde las seis de la mañana, los helicópteros de la misión de la ONU bombardearon las posiciones ocupadas por el CNDP (Congreso Nacional de la Defensa del Pueblo)”, aseguró el vocero del contingente de cascos azules, Michel Bonnardeaux. Pero mientras la ONU y el gobierno democrático congoleño hablaban de avances y mejoras, las organizaciones humanitarias que trabajan en el país describían un panorama un poco más pesimista. Según el coordinador de Oxfam Internacional, Samuel Nagbe, los dos pueblos de las afueras de Goma habían sido capturados ayer por los rebeldes tutsis. Otras ONG como Cruz Roja Internacional informaron que todos sus trabajadores están encerrados en sus oficinas y toda la labor humanitaria ha sido suspendida.
Para sorpresa de muchos, el comandante rebelde Nkunda, en lugar de seguir avanzando y tomar la ciudad, proclamó una tregua unilateral. Pero la sensación en el país es que tiene la conquista al alcance de la mano. Por eso miles de congoleños intentaban anoche huir de la ciudad y cruzar a la vecina Uganda. Desde agosto, la agencia de refugiados de la ONU, la Acnur, tiene registrado más de 220 mil nuevos desplazados en la región.
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