Jueves, 30 de octubre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › RENUNCIó A LA DIRECCIóN DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA (DC) EN CHILE
Saltó el primer fusible de la alianza oficialista chilena tras el revés sufrido en las municipales del domingo pasado. La Concertación deberá solucionar sus divisiones internas. Alvear no podrá ser candidata a las presidenciales.
La renuncia de Soledad Alvear a la dirección de la Democracia Cristiana (DC) es el primer cambio que sufrió la Concertación chilena luego de las elecciones municipales del domingo pasado. Alvear fue la principal competidora de Michelle Bachelet en las pasadas internas de la coalición gobernante (que ganó Bachelet), por lo que su dimisión le impedirá participar de las próximas primarias para el 2009.
Luego de sufrir la primera derrota electoral desde 1990, la Concertación deberá superar sus divisiones internas para enfrentar a una derecha fortalecida en la campaña para las presidenciales de diciembre 2009-enero 2010. “Quiero tanto a mi partido y creo tanto en sus valores y principios que esto era lo que debía hacer, no había otra forma de lograr la unidad tan necesaria en la Democracia Cristiana”, señaló la ex canciller y actual senadora al anunciar su renuncia el martes pasado.
En la conferencia de prensa Alvear agregó que “en política nunca he estado por proyectos individuales, sino en proyectos colectivos. Mi primer norte para actuar en política ha sido pensar en el país, pensar en la Concertación y pensar en mi partido, la Democracia Cristiana”.
A partir de esta baja, la DC deberá renovar sus desgastados liderazgos internos para unificar al partido y lograr que sus diferencias no debiliten a la Concertación al ser uno de los cuatro partidos de centroizquierda que la conforman (junto al Partido Socialista, el Partido Radical y el Partido por la Democracia).
A comienzos de 2008 la coalición sufrió problemas internos debido a las diferencias en la DC, con la renuncia de cinco diputados que luego crearon un nuevo bloque junto a disidentes de otros partidos oficialistas y compitieron contra el oficialismo en las últimas elecciones municipales.
Pero en 2007 la DC ya había enfrentado otra disputa entre Alvear y el veterano dirigente Adolfo Zaldívar, la cual concluyó con el alejamiento de este último tras un debate sobre el financiamiento del sistema de transportes de Santiago de Chile (Transantiago).
Pero no fueron los únicos problemas que arrastraba la Concertación a partir de las diferencias en el interior de la DC. Los demócrata- cristianos también sufrieron otra división interna, desde que Alvear había manifestado su intención de ser candidata para las próximas presidenciales. Esto significaba un choque con las aspiraciones del ex presidente Eduardo Frei (1994-2000), también miembro de la DC.
Las elecciones municipales implicaron una victoria de la derecha, que amplió en 36 el número de las alcaldías que gobierna, incluyendo municipios clave como Santiago, Concepción, Valparaíso e Iquique. La coalición oficialista participó dividida en la última elección, lo que terminó beneficiando al candidato opositor de la derecha, el empresario multimillonario Sebastián Piñera.
Sobre la división del oficialismo, el presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona, dijo que “las dos listas generaron un efecto de canibalismo político que dañó severamente a la coalición”.
El traspié caló hondo en el oficialismo, que esperaba obtener un holgado triunfo, como sucedió en los tres comicios locales anteriores desde el fin de la dictadura militar de Augusto Pinochet. En Santiago, donde la Concertación daba por seguro el triunfo del demócrata-cristiano Jaime Ravinet (que ya había sido alcalde por dos períodos), éste fue ampliamente derrotado por Pablo Zalaquett, un joven político de la ultraconservadora Unión Democrática Independiente (UDI).
Al referirse al desempeño en las municipales de su propia fuerza política, la presidenta Michelle Bachelet dijo el domingo que “debe renovarse, escuchar el rumor de la calle, para actualizar su mensaje y dar nuevo dinamismo a su acción política”. Esta derrota abre los interrogantes sobre qué figura será la encargada de armonizar y reunificar las posiciones al interior de sus bloques y en el seno mismo de la Concertación.
Ante la imposibilidad de una reelección de Bachelet y la negativa del ex presidente Ricardo Lagos a entrar en carrera electoral (algunos sectores no la consideran definitiva), las mejores opciones para el frente de centroizquierda quedarían en manos del actual secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), el socialista José Miguel Insulza, o bien del ex presidente Eduardo Frei (de la DC).
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