Desde temprano, 17 millones de venezolanos acudieron ayer a votar en las elecciones regionales y municipales en las que se renovaban 603 cargos, entre gobernadores, alcaldes, diputados y concejales. En estos comicios no sólo está en juego la popularidad del presidente Hugo Chávez sino también el actual predominio oficialista en el mapa político de Venezuela. Al cierre de esta edición no se conocían resultados de los comicios, dado que la Comisión Nacional Electoral (CNE) no permitió que los medios publiquen estimaciones parciales a “boca de urna”, antes del anuncio oficial que hará este organismo sobre el escrutinio final.

En el transcurso de la campaña, Chávez exhortó a la población para que concurra masivamente a votar, afirmando que en estos comicios está en juego “el futuro de la revolución bolivariana”. Pero ayer cambió su discurso. “Independientemente del resultado, Venezuela seguirá teniendo un alto grado de gobernabilidad”, dijo ayer el mandatario venezolano luego de emitir su voto. Además reiteró su llamado a la población para que espere el veredicto de las urnas con calma y paciencia.

Gobierno y oposición llevaron adelante campañas bien distintas. Mientras el oficialismo buscó plebiscitar la gestión del gobierno nacional y concentró el mensaje en la figura de Chávez, la oposición optó por una agenda regional y apuntó sus críticas en la gestión de distintos gobernadores y alcaldes acusados de corrupción, ineficiencia o las dos cosas.

A pesar de que los comicios se desarrollaron en un ambiente de calma, el jefe de Estado advirtió que la oposición acusará que hubo fraude en las zonas donde pierda. Chávez destacó que el gobierno revolucionario que lidera desde 1999 siempre reconoció el mandato popular, incluso cuando le supuso “grandes derrotas”, como ocurrió con la propuesta de reformar la Constitución rechazada en un referendo nacional hace un año, en la que se incluía una posible la reelección indefinida.

“El sistema automático de votación utilizado en esta elección es el mismo que se usó en el referendo (que perdió el chavismo); es uno de los más transparentes y confiables del mundo, lo que torna imposible hacer fraude”, sostuvo el presidente venezolano. “La oposición buscará reproducir el modelo aplicado en Nicaragua”, añadió Chávez, en referencia a las denuncias de fraude que el oficialismo sandinista recibió de parte de la oposición en las recientes elecciones municipales.

En rigor, las denuncias de supuesto fraude empezaron antes de que se emitiera el primer voto. Esta semana, los líderes opositores, Julio Borges (Primero Justicia), Henry Ramos Allup (Acción Democrática) e Ismael García (Podemos) denunciaron que la CNE había recibido “una orden fraudulenta” del gobierno de Chávez para prorrogar la votación más allá de las 16, hora local, el plazo previsto para el cierre de las urnas.

Pero la encargada del organismo electoral descartó de plano esas denuncias. “Los centros de votación deben permanecer abiertos hasta que haya votado la última persona en la cola”, dijo la presidenta de la CNE, Tibisay Lucena, quien remarcó que ése es el mecanismo previsto por la ley.

La asistencia a los comicios planteaba un gran interrogante para algunos sectores de la población, debido a las intensas lluvias que están castigando a algunas zonas del país. Entre las más afectadas están algunos suburbios humildes de Caracas, donde la semana pasada se registraron cuatro muertes, elevando la cifra total de fallecidos a nueve. Según los analistas, una baja asistencia a los comicios beneficiaría las chances de la oposición, que podría sumar un estado a los dos que ya controla. Otros cuatro están en poder del chavismo disidente, mientras el oficialismo controla otros veinte, incluyendo el distrito capital.

En estas elecciones la lupa está puesta en distritos considerados claves tanto para el chavismo como para sectores de la oposición, como son Zulia, Miranda, Guárico, Carabobo, o las alcaldías de Caracas y Maracaibo.