Miércoles, 15 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE DE EE.UU. TUVO UN ROL PROTAGóNICO EN EL VIOLENTO RESCATE DEL CAPITáN
Obama dio luz verde a los marines para utilizar la fuerza. Para los especialistas estadounidenses, la crisis de cinco días fue la prueba de fuego que necesitaba el mandatario para fortalecer su imagen de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Fue el cerebro detrás del operativo militar que rescató al capitán estadounidense Richard Phillips. Siempre en privado y sin despertar la atención de los medios, el presidente norteamericano Barack Obama siguió hora a hora lo que sucedía en el este africano y el viernes, dos días antes de la liberación de Phillips, dio la luz verde a los marines para utilizar la fuerza. Para los medios y los especialistas estadounidenses, la crisis de cinco días fue la prueba de fuego que necesitaba el mandatario para fortalecer su imagen de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. “El exitoso rescate dejó a Obama una victoria temprana que podría ayudarlo a construir la confianza que necesita para conducir operativos militares en el exterior”, señaló el diario The Washington Post.
Pero la audacia del mandatario estadounidense tuvo un precio. Ayer los piratas somalíes secuestraron cuatro barcos en menos de 24 horas. Se trata del carguero libanés “MV Sea Horse”, una nave similar de bandera griega, el “MV Irene E.M.”, y dos pesqueros egipcios. Entre los cuatro suman al menos 60 tripulantes y, según las autoridades marítimas de la zona, podrían ser más, porque no tenían la información completa del carguero libanés. Por si el mensaje no había sido lo suficientemente claro, uno de los líderes de los piratas somalíes responsabilizó a Washington.
“Nuestros últimos ataques y secuestros tienen como objetivo demostrarle al mundo que nada podrá evitar que protejamos nuestras aguas del enemigo porque creemos en dar nuestras vidas por nuestra tierra”, advirtió Omar Dahir Idle, uno de los líderes que operan desde la ciudad costera de Harardhere. El somalí responsabilizó no sólo al rescate militar de los marines estadounidenses del domingo pasado, sino también al operativo francés que liberó a tres rehenes unos días antes.
Durante los cinco días que duró el conflicto con los piratas somalíes, la Casa Blanca disminuyó el rol de Obama en las discusiones sobre la estrategia de rescate. Cuando los piratas somalíes secuestraron el barco de carga “Alabama”, que llevaba cientos de containers con ayuda humanitaria de la ONU para la región, el presidente norteamericano estaba terminando su gira por Europa, intentando convencer a sus aliados de aumentar las tropas en Afganistán.
Un asesor de la Casa Blanca confirmó al Post que el mandatario pasó horas en la Situation Room, la habitación en la que el presidente, sus asesores de mayor confianza y la primera plana militar discuten las crisis de seguridad nacional. “Las órdenes vinieron directamente del presidente”, aseguró el vicealmirante William Gortney, comandante de la Quinta Flota, responsable de patrullar esa parte del globo.
Una vez que la cúpula militar reconoció el buen manejo de Obama, la catarata de elogios comenzó a fluir en los medios estadounidenses. La agencia de noticias norteamericana Associated Press felicitó al mandatario por evitar un drama. “Su administración se anotó una victoria en su primera crisis de seguridad nacional”, señaló. Los diarios nacionales, como The New York Times y Wall Street Journal, también destacaron la capacidad de Obama de sortear una crisis, con un bajo perfil y mucha cautela.
El secuestro del capitán Phillips es una prueba insignificante en comparación a las dos guerras que enfrenta el país, Irak y Afganistán. Sin embargo, este tipo de crisis tienen un efecto profundo en la opinión pública estadounidense. El ex presidente Bill Clinton tuvo que retirar todas las tropas estadounidenses desplegadas en Somalia después de que un operativo militar falló y 18 soldados murieron apedreados y quemados ante las cámaras de televisión. Otro mandatario demócrata, Jimmy Carter, tampoco pudo superar un operativo de rescate fallido en la crisis de los 52 rehenes en la embajada norteamericana en Teherán.
Obama tiene muy frescos esos recuerdos y por eso quiere aprovechar su momento de popularidad. “Quiero dejarlo bien claro, vamos a poner un freno al avance de los piratas en la región”, prometió el mandatario. “Para conseguir ese objetivo, tendremos que trabajar junto a nuestros aliados para evitar nuevos ataques. Tenemos que estar preparados para enfrentar los futuros desafíos. Y tenemos que asegurarnos de que los que cometen estos actos de piratería sean juzgados y condenados por sus crímenes”, agregó el mandatario.
El lunes pasado, el secretario de Defensa, Robert Gates, informó que los tres piratas que murieron durante el rescate tenían entre 17 y 19 años. El funcionario, en cambio, no quiso dar detalles sobre el cuarto secuestrador, quien está bajo custodia de los marines estadounidenses. Lo único que adelantó es que el Departamento de Justicia está analizando si lo juzgará en territorio estadounidense o si lo deportará a Kenia, su país de origen. “Lo único que puedo adelantar es que los próximos días vamos a pasar mucho tiempo discutiendo qué vamos a hacer con él y con el problema de Somalia en general”, señaló Gates.
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