Por segunda vez, en menos de veinte meses, se produjo un robo en el Museo Histórico de la Casa de Gobierno. Esta vez, las manos por ahora anónimas se llevaron los atributos de mando del ex presidente Arturo Frondizi: el bastón y la banda que recibió el día de su asunción, el 1º de mayo de 1958. Además del valor histórico de los dos objetos desaparecidos, el bastón, que había sido confeccionado en el año 1932 por la casa Ricciardi, tenía detalles en oro, con un peso cercano a los 800 gramos. Del mismo lugar, en el extremo sur de la Casa Rosada, en agosto de 2007 se llevaron un reloj chalequero, otro pulsera –ambos de oro– y una lapicera pluma laminada en oro que pertenecieron a los ex presidentes Nicolás Avellaneda, Agustín Pedro Justo y Roberto Marcelino Ortiz. El nuevo robo, que se habría producido hace varios días, aunque recién se supo ayer, tiene un agravante: desde enero el museo está cerrado al público por refacciones. Esto hace que el sumario interno y la investigación judicial busquen a los culpables entre el personal estable y de vigilancia del lugar.

Una fuente de la Secretaría General de la Presidencia le dijo a Página/12 que el titular de esa dependencia, Oscar Parrilli, se enteró de la novedad el lunes por la noche, de boca de la directora del museo, Nancy Echegaray. “Al parecer, el robo se habría producido en los últimos veinte días”, señaló el vocero. Otras fuentes estimaron que el hecho habría ocurrido entre el 4 y el 6 del mes en curso. Una versión había asegurado que el bastón y la banda presidenciales fueron sacados de una vitrina empotrada en la que habían sido guardadas por razones de seguridad. El vocero consultado por este diario, en cambio, sostuvo que “el bastón y la banda del ex presidente Frondizi estaban en la vitrina habitual, en el mismo lugar en el cual eran exhibidos al público”.

De ser así, y de acuerdo con la información que puede consultarse en la página web del Poder Ejecutivo nacional, la banda presidencial estaba en una vitrina, junto con otros atributos similares que lucieron José María Guido, el vicepresidente que sucedió a Frondizi luego del golpe militar que lo derrocó el 29 de marzo de 1962, y Edelmiro J. Farrell, quien fue presidente de facto entre los años 1944 y 1946. Por su parte, el bastón de mando estaba en otra vitrina, junto con los que pertenecieron a los presidentes Ramón S. Castillo, Pedro Eugenio Aramburu y José María Guido.

En el Museo de la Casa Rosada, al que el público accede por la entrada de Hipólito Yrigoyen 219 –cerrada desde el mes de enero–, los objetos más valiosos son las bandas y bastones presidenciales. Se dice que el más importante de todos, por su valor monetario, es el que fue recibido por el general Julio Argentino Roca en su segunda presidencia. Los objetos que pertenecieron a Roca –de triste memoria por las matanzas de indios en el sur del país– están realizados con detalles en oro y diamantes. También se guardan en el museo el sillón presidencial de Santiago Derqui y el tintero de bronce modelado, a principios del siglo XX, por la escultora Lola Mora, utilizado en las ceremonias de juramento.

Desde que comenzaron las refacciones, el único acceso que se utiliza es una puerta interior que comunica con el resto de la Casa de Gobierno propiamente dicha. “Desde afuera nadie puede entrar directamente al museo, antes tienen que ingresar a la Casa Rosada”, explicó la fuente consultada por Página/12. “La investigación, en consecuencia, está orientada hacia el personal que ingresa al lugar, que está bajo la custodia de la Casa Militar que funciona en la Casa de Gobierno”. En agosto de 2007, además de las autoridades militares, había una custodia contratada a una agencia privada. Ahora, “la seguridad está a cargo de la Casa Militar, pero hay una custodia civil del museo”, aclaró el vocero.

“Una de las tareas que se están realizando ahora es la de revisar las cámaras de seguridad, para ver si se ha registrado algún movimiento que pueda conducir a los autores del hecho”, dijo la fuente, que admitió que las sospechas apuntan, en principio, “hacia la gente que trabaja en el museo y que tiene acceso al mismo”. Al parecer, no hay ningún signo que indique que la puerta exterior, en Hipólito Yrigoyen 219, haya sido forzada. El perímetro de la Casa Rosada, incluyendo el museo, está vallado y la custodia externa está a cargo de la Policía Federal.

Las fuentes de la Secretaría General de la Presidencia dijeron que las refacciones en marcha “apuntan, sobre todo, a reparar el deterioro edilicio” y no obedecen, en forma explícita, a cuestiones de seguridad, aunque habría una renovación en materia de cámaras y otros elementos que tienen que ver con el tema. Además del sumario interno para establecer responsabilidades, el nuevo robo es investigado por el juez Marcelo Martínez de Georgi, mientras que el caso anterior está a cargo de la jueza federal María Servini de Cubría.