Miércoles, 22 de abril de 2009 | Hoy
El presidente boliviano Evo Morales rechazó ayer abrir las fronteras a una investigación internacional sobre el supuesto complot en su contra, que terminó con tres extranjeros muertos y un tendal de dudas. “Autoridades, instituciones de Croacia, Irlanda y Hungría no tienen ninguna autoridad para pedir. ¿Cómo semejante gente que viene aquí a atentar, hasta al presidente, va a ser defendida?”, increpó Morales en una conferencia de prensa. Casi una semana después de las muertes de un croata-boliviano, un irlandés y un húngaro, los tres gobiernos europeos criticaron abiertamente la hipótesis oficial que apunta a un complot internacional para asesinar al presidente Morales. El canciller húngaro, Péter Balázs, pidió se analice la posibilidad de que cayeron presos de las luchas internas del país. Mientras Balázs anunciaba que el embajador ante Buenos Aires viajará a La Paz en las próximas horas, el cónsul irlandés en Buenos Aires, Derek Lambe, llegaba a la capital boliviana para recoger el cuerpo de Michael Dwyer, el ingeniero irlandés de 25 años que murió en un tiroteo con la policía el miércoles pasado. Por las dudas, llevó consigo 17 litros de formol para conservar el cuerpo.
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