Jueves, 20 de agosto de 2009 | Hoy
EL MUNDO › AL MENOS 95 MUERTOS EN DOS ATAQUES A MINISTERIOS EN BAGDAD
Los objetivos fueron los ministerios de Relaciones Exteriores y Finanzas y destruir el clima de confianza construido por el gobierno nacional en los últimos meses. Fue la jornada más sangrienta en Bagdad desde febrero del año pasado.
La insurgencia iraquí le recordó al gobierno que aún puede sembrar el terror en el país. Ayer al menos 95 personas murieron y otras 550 resultaron heridas en dos grandes atentados en el centro de Bagdad. Los objetivos fueron los ministerios de Relaciones Exteriores y Finanzas y destruir el clima de confianza construido por el gobierno nacional en los últimos meses. Hacía apenas diez días el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, había comenzado a derribar los muros de hormigón que protegían algunos edificios gubernamentales claves, entre ellos el Ministerio de Finanzas. “Los ataques criminales de hoy requieren, sin la menor duda, reevaluar nuestros planes y mecanismos de seguridad para afrontar los desafíos terroristas”, reconoció Maliki, tras informar el saldo de víctimas.
Fue la jornada más sangrienta en Bagdad desde febrero del año pasado. Desde entonces los atentados habían disminuido en la capital iraquí. Las milicias chiítas acordaron un alto al fuego con el gobierno nacional, lo que permitió que la tensión y el número de víctimas cayeran significativamente. En medio de esa sensación de mejora, el presidente norteamericano, Barack Obama, le puso fecha a la retirada de las tropas, el 30 de junio pasado. Unas semanas antes del plazo, las bombas y los ataques insurgentes reaparecieron en escena y aún se mantienen. “Los ataques terroristas de hoy (por ayer) son un intento de minar los avances que tanto trabajo han costado a las instituciones iraquíes y las fuerzas de seguridad”, aseguró el vocero del Departamento de Estado, Ian Kelly, desde Washington.
Los atentados se sucedieron, como una seguidilla, durante la tarde. El primero y más sangriento fue frente a la Cancillería, a escasos metros de la entrada de la llamada zona verde, el sector ultraprotegido de la capital donde se encuentran las embajadas de las potencias occidentales y la sede del gobierno nacional. Según relataron testigos, un camión se estacionó frente al ministerio y cuando se acercaron los guardias para revisarlo, estalló. La explosión produjo un cráter de tres metros de profundidad y diez de ancho. Cuatro pisos quedaron totalmente destruidos, al igual que los edificios y los autos de la cuadra.
Al menos 50 personas murieron y otras 130 resultaron heridas. “El gobierno nos dice que la seguridad volvió, pero ¿dónde está? ¡El atentado se produjo delante del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el corazón de Bagdad!”, se quejó a los gritos Hamid, un hombre de 46 años que vive a unas casas de la Cancillería.
Unos minutos después un camión frigorífico, con una tonelada y media de explosivos, estalló cerca del Ministerio de Finanzas, produciendo una escena de horror y devastación similar. “Un kamikaze hizo estallar su camión frigorífico con 1,5 tonelada de explosivos cerca del ministerio. Este ataque criminal muestra que los terroristas apuntan a la infraestructura del país y a los civiles”, señaló el ministerio en un comunicado.
El camión se encontraba en el puente de una vía rápida que une el norte y el sur de la capital. Un tramo de 30 metros del puente se derrumbó y los autos cayeron al vacío, según informó la policía. La explosión también alcanzó la fachada del ministerio, aunque no produjo grandes destrozos en el edificio. En la otra punta de la ciudad, en el oeste, otro coche bomba estalló y dos misiles cayeron, sin dejar víctimas. Según el gobierno iraquí, los responsables fueron Al Qaida y algunos ex miembros del partido del ex presidente derrocado y ejecutado por Estados Unidos, Saddam Hussein.
Mientras las críticas de los iraquíes se acumulaban y los viejos miedos renacían, en Estados Unidos se esforzaron por calmar los ánimos y descartaron dar marcha atrás con el cronograma de retirada. “No hay cambios en cuanto a nuestro plan de retirada. Ciertamente sigue habiendo desafíos, pero las fuerzas de seguridad siguen progresando. Confiamos en su habilidad para seguir avanzando”, señaló el vocero del Pentágono, el teniente coronel Patrick Ryder.
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