Viernes, 20 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › HERMAN VAN ROMPUY TENDRA CANCILLER BRITANICA
La Unión Europea eligió al primer ministro belga como su nuevo presidente. Catherine Ashton ocupará el cargo de Alto Representante de política exterior y seguridad.
Por Nicolas Nagle
Desde Bruselas
Los 27 países miembros de la Unión Europea eligieron al primer ministro belga, Herman Van Rompuy, para presidente y a la británica Catherine Ashton para el cargo de Alto Representante de política exterior y seguridad.
La reunión en Bruselas organizada por el gobierno sueco, a cargo de la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE), tenía el objetivo expreso de designar los nombres para los nuevos cargos creados por el Tratado de Lisboa. El presidente permanente estará al frente del Consejo europeo, la institución más influyente dentro de la Unión; mientras que el Alto Representante –conocido coloquialmente como el “ministro de Relaciones Exteriores europeo”– se ocupará de la política exterior.
Van Rompuy y Lady Ashton fueron nominados formalmente durante la cena ofrecida por el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país actualmente tiene el cargo de presidente rotativo de la Unión Europea. Mientras los líderes se preparaban la cena de mero con salsa de hongos y fondant de chocolate, los diplomáticos de la UE dijeron que las nominaciones eran un “trato hecho”. “Hay una masiva crítica de apoyo”, dijo una fuente.
El acuerdo emergió mucho más rápido de lo esperado. Más temprano ayer, los funcionarios suecos habían advertido que las conversaciones podrían prolongarse toda la noche y hasta habían encargado el de-sayuno y el almuerzo para hoy.
Van Rompuy, a quien se le reconoce haber forjado un consenso entre la comunidad valona y flamenca que cohabitan en Bélgica, fue el elegido por los 27 países miembros de la Unión, dejando atrás a otros candidatos como el inglés Tony Blair, el holandés Jan Peter Balkenende y la ex presidenta letona Vaira Vike-Freiberga.
El belga, poco conocido fuera de su país pero con una pasión por escribir haikus, no dio señales de sorpresa luego de conocer su elección. Durante la conferencia de prensa leyó un discurso diseñado para dejar a todo el mundo contento. Intercalando francés, inglés y holandés habló acerca de la importancia del diálogo y la unidad europea.
La sorpresa de la noche vino por el lado de la elección de Ashton, quien se mostró radiante. “Estoy tan sorprendida que no preparé un discurso escrito”, dijo la baronesa al comenzar la conferencia de prensa. Su elección coincide con una reciente campaña en favor de la designación de una mujer para uno de los máximos puestos de la Unión.
Pocos daban a Ashton como una candidata firme, que es aún menos conocida que Van Rompuy. Sin embargo, la diplomacia inglesa supo imponerse una vez más, llevándose a casa uno de los puestos más importantes de la Unión. Brown fue uno de los que continuó haciendo lobby para Ashton entre los líderes de centroderecha, incluyendo a Nicolas Sarkozy de Francia, Angela Merkel de Alemania y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, quien ha estado bajo fuego por no tener suficientes mujeres en su equipo.
La británica pertenece al Partido Laborista y es en la actualidad la comisaria de comercio europeo, un alto cargo dentro de la UE pero con poca visibilidad. Economista de profesión, tiene escasa experiencia en política exterior.
Muchos observadores que esperaban una elección más “jugada” que designara a figuras de mayor peso político, se quedaron disconformes con la nominación. “¿Me podrían explicar cómo la elección de Ashton y Van Rompuy servirá para darle a la Unión más peso a nivel internacional?”, preguntó un periodista ofuscado. El presidente sueco, Fredrik Reinfeldt, respondió diplomáticamente que ésa era la voluntad de los gobiernos de los países miembros.
Muchos veían la designación del presidente y el Alto Representante como una oportunidad histórica para ver a la Unión adquirir una mayor presencia internacional. Pero la designación de figuras de bajo perfil parece indicar que la UE va en la dirección contraria.
El proceso había sido difícil. Según un acuerdo tácito entre los partidos europeos, el puesto de presidente debía ser para un político de centroderecha mientras que el de Alto Representante iría para el centroizquierda. Pero también era necesario tener en cuenta otros factores: entre países del Norte y el Sur, entre miembros nuevos y antiguos, y entre mujeres y hombres.
Finalmente, la elección recayó en los únicos candidatos que permitían un consenso.
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