Fue ocho meses secretario personal del presidente Rafael Correa. Asumió el cargo de ministro de Defensa de Ecuador en abril de 2008, en plena crisis entre su país y Colombia por el ataque al campamento de la guerrilla de las FARC. Javier Ponce es un reconocido poeta en Ecuador y dice que compone versos durante la noche. De día, está harto ocupado al frente de un ministerio que se volvió el foco de atención en estos días. En diálogo telefónico desde Quito, Ponce afirma que lo que sucedió el jueves pasado fue un intento de golpe de Estado, que la crisis no ha terminado porque falta recabar mayor información de lo ocurrido y señalar responsabilidades a quienes corresponda. Y que el estado de excepción se mantendrá hasta el viernes.

En el levantamiento policial de la semana pasada participaron unos 150 efectivos de la Fuerza Aérea que tomaron el aeropuerto de Quito. Ponce explica el motivo por el que esa fuerza se plegó al reclamo de los policías. “Existía un temor de que a partir de la aplicación de la Ley de Servicio Público iban a perder las bonificaciones que debían recibir en octubre por ascenso, por cumplimiento de un año o por disponibilidad.” El ministro dice que por el momento no va a tomar ninguna medida sancionatoria contra esos efectivos.

Sobre el aumento de sueldo a policías y militares –entre 400 y 540 dólares– que dispuso ayer el gobierno de Correa, Ponce aclara que se trata de un ajuste que estaba planificado desde antes de esta crisis. “A los militares no se les aumentó el sueldo. Hubo una corrección en las equiparaciones en cuatro categorías (capitán, mayor, suboficial primero y suboficial mayor).”

También ayer, la agencia de noticias pública Andes difundió un audio de las supuestas comunicaciones de la Central de Radio Patrulla como evidencia de que los policías sublevados estaban dispuestos a asesinar al presidente el pasado 30 de septiembre. De acuerdo con la grabación, se pueden escuchar intercambios a través de radios con mensajes explícitos como “maten al presidente”, “ese señor no sale sin firmar las atribuciones completas y sin asegurarnos la amnistía”, “sale muerto ese cabrón”. Por esas horas los policías bloqueaban la salida y las inmediaciones del hospital de la institución, hasta que al final del día el ejército chocó con ellos para rescatar al mandatario. Ponce es categórico. “Hay que establecer la claridad de las responsabilidades. Es en la policía donde se tendrán que tomar las decisiones.”

Se le pregunta al ministro de Defensa si coincide con su colega y titular de la Cancillería, Ricardo Patiño, quien dijo que la crisis no ha terminado. “No terminó porque todavía estamos constatando la dimensión política de lo que ocurrió.”

Mucho se ha dicho por estas horas sobre los hechos acaecidos en el país andino, que dejaron al menos nueve muertos y cientos de heridos. El propio Correa insistió en que fue un “complot para poner a las fuerzas armadas en contra del gobierno y desestabilizarlo”, y alertó que “hubo una fractura muy fuerte en la sociedad ecuatoriana”.

Interrogado Ponce sobre qué responde a quienes afirmaron que el presidente socialista no estuvo secuestrado, el ministro se indigna. “¿Cómo? Hubo un claro intento de asesinar al presidente y la policía bloqueó la Asamblea Nacional. Eso fue sin duda un intento de golpe de Estado. Ninguna otra cosa.”

El gobierno usó el término conspiración y dijo que detrás de la crisis estuvieron el ex presidente Lucio Gutiérrez y su formación, el Partido Sociedad Patriótica (ver recuadro). No fueron los únicos. “El Movimiento Popular Democrático, de tendencia maoísta y con líderes pequeños, estuvieron involucrados también”, denuncia el ministro de Defensa.

A todo esto, el Congreso se quejó de la falta de garantías al constatar que los encargados de la seguridad eran algunos de los policías insurrectos. Correa decretó la continuidad del estado de excepción, figura que permite que los militares sustituyan a los policías en la escolta legislativa.

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