EL MUNDO › LA IZQUIERDA DURA, SEXTA FUERZA DEL EUROPARLAMENTO, PUEDE CRECER DE 35 A 53 DIPUTADOS EN LAS ELECCIONES

Avance de las izquierdas radicales en Europa

De la mano del auge de la izquierda radical griega (Syriza), dirigida por el carismático Alexis Tsipras, las izquierdas radicales de Europa podrían dar vuelta la relación de fuerzas en el Europarlamento y destronar a los ecologistas.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

Lo que se siembra en tiempos de crisis puede dar frutos en épocas de mayor crisis. Las izquierdas radicales de Europa que llevan varias décadas demoliendo las falacias de la construcción europea, denunciando el rumbo antisocial y ultraliberal de las políticas económicas que promueve la Comisión Europea están por cosechar en las urnas la constancia y la validez de un argumento que afecta a millones de personas. Los sondeos anuncian un avance considerable de las izquierdas radicales en las elecciones que se celebran entre el 22 y 25 de mayo para elegir a los 751 diputados del Parlamento europeo.

Esta consulta interviene en una crisis de profunda credibilidad que azota a la dirigencia de la UE. El sueño de la construcción europea no perdió su pujanza, pero la confianza en quienes dirigen ese proyecto se fue cuesta abajo. No hay analista o periodista que no vea en esta megaelección que concierne a 503 millones de personas une suerte de “crónica de un desastre anunciado” (Le Monde). Desastre, pero no para todos. Llevadas de la mano por el auge de la izquierda radical griega (Syriza) dirigida por el carismático Alexis Tsipras, las izquierdas radicales de Europa podrían dar vuelta la relación de fuerzas en el Europarlamento y destronar a los ecologistas. Los verdes eran, hasta ahora, la fuerza insurrecta más fuerte en el seno del Europarlamento. Sin embargo, si se cumplen los sondeos, las izquierdas de la izquierda podrían arrebatarles a los ecologistas ese honor y extender su victoria hasta desplazar a los conservadores reformistas –grupo formado por los tories del primer ministro británico David Cameron y hombres del ex jefe de gobierno polaco Jaroslaw Kaczynski–.

Según las estimaciones de PollWatch, un organismo que compila las encuestas realizadas en los 28 países de la Unión, la izquierda radical, sexta fuerza del Parlamento reunida en el GUE, Izquierda Unitaria Europea, puede obtener 53 diputados contra los 35 que tiene actualmente. Al mismo tiempo, los ecologistas pasarían de los 57 eurodiputados actuales a 38. El cambio de aritmética es histórico y obedece de manera mecánica a la crisis. PollWatch observa por ejemplo que el ascenso de la izquierda radical es notorio en los países europeos azotados por la crisis, esto es: Grecia, España, Irlanda y Portugal. El cuarteto de países que este domingo, cuando finalice el proceso electoral, podría destronar a los ecologistas es el que pagó el tributo más alto a los planes de austeridad dictados por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI (la famosa troika europea). Sin embargo, la cabeza de este fenómeno es Alexis Tsipras, el dirigente griego al frente de Syriza. Tsipras lleva a las izquierdas de la izquierda del Viejo Continente como una locomotora hacia una victoria impensable hace apenas dos años atrás. Recibido como una estrella de cine allí donde se presenta, Alexis Tsipras es el candidato de la izquierda a la presidencia de la Comisión Europea. Esa postulación les dio a las izquierdas radicales una visibilidad que no tenían en las elecciones precedentes, así como la posibilidad de romper el muro de las divisiones tan común en todos los movimientos radicales. En este sentido, en Italia, la izquierda dura creó l’Altra Europa con Tsipras, un lista dirigida por el líder griego.

La gauche de la gauche recupera los heridos que el socialismo dejó por el camino. Los socialdemócratas han sembrado un campo de ruinas sociales allí donde han gobernado. Y donde gobiernan, como en el caso de Francia, poco los distingue de la derecha que estaba en el poder. En ese intersticio del hartazgo y la decepción se metió la izquierda radical. Myriam Martin, candidata del Front de Gauche de JeanLuc Mélenchon, define muy bien la juventud y el mensaje de las izquierdas radicales: “Queremos articular un proyecto de ruptura con las políticas de austeridad, un proyecto de desobediencia frente a los tratados (europeos) desastrosos para los pueblos, un proyecto con posiciones positivas para Europa donde el ser humano esté en el centro y no la finanza”. Grecia es hoy el referente de ese proyecto, el punto de encuentro y reconstrucción de una izquierda radical que supo encontrar la fórmula de la legitimidad. Los medios siempre se habían burlado de los ultras de la izquierda, pero ahora aprenden a respetarlos, a tomarlos en cuenta como actores centrales de lo que se está moviendo.

En la primera vuelta de las elecciones regionales organizadas en Grecia el domingo 18 de mayo, Syriza ganó en Atenas y su región, muy por delante de Nueva Democracia, el partido conservador del primer ministro Antonis Samaras, y sus aliados en el gobierno, los mal llamados “socialistas” del Pasok. Atenas está refundando una opción que durante décadas apenas pesó en el mapa electoral europeo. Pierre Laurent, presidente del Partido de la Izquierda Europea y secretario general del Partido Comunista Francés, estima que se ha “instaurado una dinámica”. Ese brío electoral viene precisamente del país que más sufrió y sufre las consecuencias de la política teledirigida desde Bruselas. Hace unos días, Alexis Tsipras declaró que Grecia era “el país que los dirigentes europeos eligieron como conejito de Indias para probar la más cruda austeridad”. En este sentido, Pierre Laurent admite que, entre muchos beneficios, la figura de Alexis Tsipras “hace retroceder las caricaturas con las que nos definen”.

El dirigente griego postula tres ideas-eje que todos comprenden: anulación de la de las deudas más allá del 10 por ciento del PIB, supresión de los planes de austeridad y puesta en marcha de un plan Marshall para reactivar las economías. Atenas inventó la democracia y hoy, a escala europea, está reinventado a la izquierda de ruptura. Las izquierdas de la izquierda escandinavas, los ex maoístas belgas del PTB (Partido del Trabajo de Bélgica), el Frente de Izquierda en Francia, los indignados en España o los ultras italianos, todos esos grupos anticonsenso liberal están remodelando un mensaje que cada vez se escucha con más atención. Desde luego, a la par aparece la influencia destructora y masiva de las extremas derechas europeas llamadas a protagonizar un avance espectacular en el Europarlamento. Sin embargo, ante la impostura de la socialdemocracia y el desgaste de sus propuestas de museo de los inocentes, esa izquierda radical capta las esperanzas en vez de destruir los sueños: no pugna por la destrucción de Europa sino por una Europa más social, más humana, más igualitaria, donde vivir no sea un sacrificio cotidiano, una ofrenda sin beneficios al Dios del Mercado, a los heraldos de la bolsa de valores, a los soldados del sistema bancario, a la dictadura del crecimiento sin reparto. La gauche de la gauche vivió su resurrección con la crisis. Y tal vez sea la misma crisis y la sordera e indolencia de quienes la administran la que ponga en sus manos la posibilidad de cambiar en serio el rumbo deshumanizado y tecnocrático de las democracias europeas.

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El ascenso de la izquierda radical es notorio en los países europeos en crisis: Grecia, España, Irlanda y Portugal.
Imagen: AFP
 
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