EL MUNDO › REPERCUSIONES TRAS EL DISCURSO DEL PRESIDENTE
El malabarista llamado Bush
La Casa Blanca detalló ayer cómo utilizará los 87 mil millones de dólares que pedirá al Congreso para sus gastos militares en Medio Oriente. El costo para su gestión promete ser grande.
La petición de máxima que George W. Bush hará al Congreso de otros 87.000 millones de dólares –además de los 79.000 aprobados por el Congreso en abril– para costear la ocupación de Irak es en concreto un pasaje de ida a un deterioro mayor de la alicaída economía norteamericana. Aunque la Casa Blanca se empecine en señalar que el déficit presupuestario “es manejable” todavía. La oposición demócrata no deja pasar esta oportunidad única de atacar al mandatario, de cara a las presidenciales de noviembre de 2004.
Con la suma de 87 mil millones los gastos de Estados Unidos en la guerra de Irak llegan a 150.000 millones de dólares. Comparada con la primera guerra del Golfo (de 1991) que costó 82.000 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos pagó solamente 9.000 millones, la cifra escandalizó a algunos legisladores. En el discurso de quince minutos de duración que dio el domingo, Bush se vio obligado a cambiar de estrategia dadas las crecientes críticas por la frágil situación de seguridad y la escalada de los gastos en la operación estadounidense en Irak. Antes del comienzo de la campaña militar y ante la resistencia de países como Francia, Alemania y Rusia a apoyar una resolución de la ONU en favor de la guerra, Bush había afirmado su disposición a “ir en solitario”, ahora, en cambio, propuso olvidar las “diferencias pasadas” para lograr una mayor colaboración internacional.
Algunos de los candidatos demócratas no dejaron pasar la oportunidad. Para Howard Dean, “un discurso de 15 minutos no puede enmendar 15 meses de mensajes equívocos sobre las razones de la guerra o 15 semanas de mal manejo de la reconstrucción”. En una inmediata reacción, el senador demócrata Bob Graham criticó la vinculación hecha por Bush entre la guerra contra el terrorismo y la ocupación militar de Irak por no haberse demostrado las relaciones de Al Qaida con el régimen de Saddam Hussein. Los 87.000 millones que Bush pedirá al Congreso, tendrán también como destinatario Afganistán, donde casi dos años después de la invasión de octubre de 2001 la situación dista mucho de estar normalizada. La Casa Blanca divulgó ayer los detalles de cómo utilizará los fondos extraordinarios, que el presidente Bush pidió para financiar las operaciones y la reconstrucción en Irak y Afganistán si éstos son autorizados por el Congreso. Los 87.000 millones de dólares se sumarían a los 79.000 millones de dólares suplementarios que el Congreso ya aprobó en abril pasado para financiar los costes de la guerra y ocupación de Irak, y la guerra contra el terrorismo. De la nueva cantidad, un total de 66.000 millones se gastarán el próximo año fiscal en las operaciones militares y de inteligencia en los dos países, y el resto, 21.000 millones, se destinarán a las tareas de reconstrucción. Los 51.000 millones para las operaciones militares en Irak se emplearán para mantener el actual nivel de fuerzas desplegadas en la zona, de unos 130.000 soldados.
Sólo el mantenimiento de las tropas en Irak le cuesta a Estados Unidos casi mil millones de dólares semanales. La Oficina de Presupuesto del Congreso advirtió que para marzo del año próximo Estados Unidos deberá rebajar radicalmente el número de soldados que mantiene en Irak. El déficit presupuestario estadounidense ha alcanzado una cifra record este año, en parte por los gastos generados por la ocupación de Irak, y superará con holgura los 400.000 millones de dólares. No obstante, “seguimos creyendo que el déficit es manejable, tenemos un plan para combatirlo y trabajamos en ello”, declaró ayer el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan. El portavoz afirmó también que el presidente Bush pensaba cumplir su promesa de reducir a la mitad en cinco años el déficit federal.