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El Parlamento de Francia aprobó ayer una resolución no vinculante en la que pide al gobierno el reconocimiento de Palestina como Estado con la esperanza de que esto acelere los esfuerzos de paz tras décadas de conflicto, una medida adoptada recientemente por otros países europeos que generó rechazo de Israel. El texto “invita al gobierno a reconocer el Estado palestino con vistas a lograr un arreglo definitivo del conflicto”. Francia se suma así a otro países europeos como el Reino Unido, Irlanda y España, cuyos parlamentos aprobaron recientemente similares resoluciones.

Además, varios gobiernos de países miembros de la Unión Europea (UE) ya reconocieron al Estado palestino, entre ellos Suecia, el único de Europa occidental en haberlo hecho, en octubre pasado. Al día de hoy, 135 de los 193 países de la ONU, entre ellos Argentina, reconocieron el Estado palestino.

La resolución francesa obtuvo 339 votos a favor, procedentes del gubernamental Partido Socialista (PS), los neocomunistas y los ecologistas, y 151 votos en contra, provenientes de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) y de los centristas. También hubo 16 abstenciones, mientras que un total de 68 parlamentarios no participaron en la sesión. El resultado muestra la división que esta iniciativa originó entre la derecha y la izquierda en el Parlamento, algo inusual en asuntos de política exterior francesa y especialmente en uno tan sensible.

Si bien Francia es el país en el que habita la mayor comunidad judía de Europa, una manifestación contra la resolución convocada a las puertas de la Asamblea Nacional (Parlamento) antes de la votación, reunió sólo a un centenar de personas con pancartas que comparaban a Palestina con un “Estado terrorista”. La iniciativa tiene sobre todo un carácter simbólico, ya que en Francia sólo el gobierno tiene la potestad en materia de política exterior. Sin embargo, las autoridades israelíes rechazaron inmediatamente la medida. Los autores del texto aprobado destacaron “el fracaso” de los intentos negociadores realizados desde los acuerdos de Oslo de 1993, cuando Israel y Palestina se comprometieron a reconocerse como Estados. No sólo “no se aplicaron esos acuerdos”, señaló la resolución, sino que “el ciclo infernal de violencia” se exacerbó.