El presidente ruso, Vladimir Putin, lanzó ayer una amnistía fiscal para los capitales que regresen al país. Putin subrayó además que Moscú debe acabar con la evasión impositiva de empresas rusas a través de paraísos fiscales. “Quien legalice sus recursos y propiedades en Rusia recibirá sólidas garantías de que no será perseguido por distintos órganos estatales, entre ellos las fuerzas del orden, ni se le preguntará por el origen del capital”, dijo Putin en su discurso sobre el estado de la nación ante el pleno del Parlamento. El presidente acusó a Occidente de practicar durante décadas una política de contención contra su país y de haber deseado que se desmembrara como Yugoslavia. “Algunos gobiernos de ciertos países intentan levantar alrededor de Rusia una especie de nueva Cortina de Hierro”, sostuvo en una ceremonia solemne en el Kremlin un Putin serio, seguro de sí mismo y bastante desafiante.

Sobre la amnistía fiscal, el mandatario aclaró que se hará una sola vez, y aseguró que tras la implementación de la medida, Rusia debería dar vuelta la página de los paraísos fiscales “en la historia de nuestra economía y de nuestro país”. La decisión económica se enmarca dentro de las medidas propuestas por Putin para superar el complejo escenario económico que atraviesa el país europeo, a las puertas de una recesión por la caída de los precios del petróleo, las sanciones de Occidente y con el rublo depreciado en un 50 por ciento desde comienzos del año.

El ministro de Economía ruso, Alexei Uliukayev, señaló que la amnistía fiscal contribuirá sin duda alguna a superar la ralentización de la economía. Obligado a reaccionar a la brusca caída del rublo de los últimos días, el presidente ruso acusó a los especuladores de ser los culpables de la depreciación que sufrió la moneda nacional. “Pido al Banco de Rusia y al gobierno que pongan en marcha acciones duras y coordinadas para aplacar las ganas de los llamados especuladores de aprovecharse de las oscilaciones del rublo”, dijo Putin, quien afirmó que las autoridades saben quiénes son.

La moneda rusa batió otro record negativo en su cotización ante las principales divisas internacionales en la Bolsa de Moscú, donde un euro llegó a cambiarse por 67,9 rublos, mientras que la moneda estadounidense alcanzó los 54,86 rublos. Putin quiso despejar los temores de muchos empresarios y ciudadanos más pudientes al anunciar que la política fiscal del país permanecerá invariable. “Los empresarios tienen razón cuando reclaman un marco legal estable y reglas previsibles, incluidos los impuestos. Estoy totalmente de acuerdo. Propongo fijar las reglas actuales para los próximos cuatro años y no volver a esta cuestión”, apuntó.

Por otra parte, Putin reconoció que las sanciones internacionales impuestas a Moscú tras la anexión de Crimea causaron daño al país, para advertir a continuación que se avecinan tiempos duros y anunciar medidas liberalizadoras de la economía.

“Hablar con Rusia desde una posición de fuerza es inútil. La política de contención no fue inventada ayer, se aplica contra nuestro país desde hace muchos años, siempre, se puede decir que décadas, si no siglos”, dijo el mandatario. Ante los más de mil invitados de la elite política, Putin admitió que las sanciones son perjudiciales para Rusia, pero también para quienes las imponen, y se mostró convencido de que, incluso sin la anexión de Crimea y la crisis en Ucrania, Occidente habría encontrado otro pretexto para imponerlas.