Domingo, 8 de febrero de 2015 | Hoy
EL MUNDO › WASHINGTON QUIERE ARMAR A KIEV; PARíS Y BERLíN PREFIEREN NEGOCIAR CON PUTIN
En la cumbre de Munich, el presidente de Ucrania, Poroshenko, aseguró que su país necesita apoyo en los ámbitos financiero, material y militar para superar la crisis separatista. Biden estuvo de acuerdo, Merkel no tanto y Lavrov, para nada.
Ucrania presionó ayer en la Conferencia de Seguridad de Munich (CSM) para recibir el apoyo militar ofrecido por Estados Unidos, para combatir a los separatistas del este del país. Alemania y Francia, quienes abogan por una salida diplomática, rechazaron la propuesta.
El encuentro realizado en Munich, también conocido como el Davos de la defensa, fue escenario ayer de la falta de entendimiento entre todos los actores involucrados en la crisis ucraniana: Estados Unidos, Rusia, Ucrania y Alemania, que encabeza junto a Francia los esfuerzos de mediación europeos.
El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, aseguró la necesidad que tiene su país de recibir apoyo en los ámbitos financiero, material y militar para superar la crisis. “Necesitamos alcanzar un rápido alto el fuego. No hay una solución temporal, este conflicto debe ser resuelto, no congelado”, agregó el mandatario. Poroshenko explicó que la opción de no recibir armamento ya se mostró ineficaz para atajar el conflicto. Con estas declaraciones, el presidente ucraniano respondió a la intervención que había realizado poco antes en la CSM el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien acusó al mandatario ruso, Vladimir Putin, de incumplir los acuerdos que firma. “Promete la paz, pero envía carros de combate, soldados y armas. Así que seguiremos proporcionando ayuda a Ucrania en materia de seguridad. No para fomentar la guerra, sino para permitir que se defiendan”, dijo el vicepresidente norteamericano. Más duros aún fueron los senadores republicanos Lindsey Graham y John McCain. El primero acusó a Merkel de dar la espalda al pueblo ucraniano y el segundo comparó la actitud alemana con la política de apaciguamiento frente a Hitler que adoptaron los aliados en los años ‘30 del siglo XX.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, quien también participa de la CSM, se mostró optimista en cuanto a una solución pacífica. “Reiteramos nuestro apego por el cese de las hostilidades, la retirada del armamento pesado, el inicio de las negociaciones directas entre Kiev y Donetsk y Lugansk basándonos en medidas concretas para restablecer el espacio económico, social y político en el marco de la integridad territorial de Ucrania”, subrayó.
La petición de Poroshenko, sin embargo, no tuvo la misma recepción en Europa, donde Alemania y Francia están preparando a contrarreloj un plan de paz que incluya las exigencias ucranianas y supere el filtro de Moscú. La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró convencida de que el conflicto no se solucionará de forma militar, y explicó que por eso sus esfuerzos se centran en la vía diplomática. “Entiendo el debate que se da en Estados Unidos sobre la necesidad de armar a Kiev, pero los avances no se van a dar con más armas”, opinó Merkel durante su discurso. La canciller agregó que pese a que no hay garantías de que tengan éxito las últimas reuniones merece la pena intentar mejorar la situación de la población ucraniana. Siguiendo la misma línea diplomática, su par francés, François Hollande, añadió dramatismo al alertar sobre los potenciales riesgos del conflicto. “Si no logramos alcanzar, no sólo un compromiso, sino un acuerdo de paz, sabemos perfectamente cuál será el escenario. Tiene nombre: guerra”, aseguró el mandatario galo desde su país.
Merkel y Hollande tienen previsto mantener hoy una conferencia telefónica con Putin y Poroshenko para cerrar un posible acuerdo que incluya las propuestas tanto de Moscú como de Kiev. La propuesta, si bien no se conoce en detalle, buscaría “congelar” el conflicto con el despliegue de tropas internacionales de pacificación y evitar que prospere la idea de Washington de enviar a Kiev armas defensivas.
Las declaraciones de los líderes occidentales se dan en medio de la polémica desatada en los últimos días entre Estados Unidos, que quiere enviar armas al ejército ucraniano, y el eje franco-alemán, que exige seguir apostando por la vía diplomática para alcanzar una solución pacífica. La canciller alemana y el presidente francés se reunieron el viernes en Moscú con el presidente ruso, Vladimir Putin, para presentarle una nueva propuesta de paz, un plan que el día anterior habían presentado al presidente ucraniano, Petro Poroshenko. La urgente ofensiva diplomática se produjo en el marco de una creciente preocupación occidental por el aumento del conflicto en las últimas dos semanas y violaciones cada vez más frecuentes de los acuerdos que el Grupo de Contacto tripartito (Rusia, Ucrania y la OSCE) logró en Minsk el pasado mes de septiembre.
Occidente acusa a Rusia de estar enviando apoyo logístico y financiero a los rebeldes separatistas, algo que Moscú ha negado en incontables ocasiones.
El este de Ucrania está sumido en un conflicto armado que, según la ONU, ha causado más de 5300 muertos desde el pasado abril, cuando Kiev lanzó una operación militar contra las milicias independentistas de Donbás que se levantaron en armas tras un golpe de Estado.
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