Familias que contrataron meses atrás los servicios del crematorio abandonado de Acapulco, donde el jueves fueron hallados 61 cadáveres, exigieron los restos ante la sospecha de que nunca fueron incinerados. La fiscalía del estado de Guerrero señaló que podría tratarse de un fraude, dado que el dueño de la empresa, que se encuentra prófugo, cobraba por servicios de cremación que no realizaba y entregaba a los deudos cenizas de otros muertos o urnas con arena. “Cuando llevé a mi madre al crematorio vi que el horno estaba encendido, vi a mi madre tendida, pero nunca vi que la hayan metido”, declaró David Jaimes, que acudió ayer a la fiscalía para solicitar que le permitan identificar si alguno de los cuerpos encontrados corresponde a los de su progenitora. Jaimes indicó que, tras el funeral de su madre, el encargado del lugar le pidió que se retirara porque el lugar era peligroso. “Ahora vemos cuál era la prisa para que nos fuéramos, porque jamas vimos si entró el cuerpo al horno”, dijo