Domingo, 24 de mayo de 2015 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA EXCLUSIVA A DILMA ROUSSEFF, PRESIDENTA DE BRASIL
Según la mandataria, el “complot” para allanar el camino hacia una “privatización blanca de Petrobras no va a forzarme a que abandone el modelo de participación estatal para adoptar el de concesión” que rigió en los ’90.
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
Ni un paso atrás. Dilma Rousseff aseguró que, a pesar de las presiones de las derechas económica, mediática y partidaria (ésta llegó a desvariar con un impeachment), mantendrá en vigor la actual legislación petrolera, promulgada en 2010 y conocida como “de participación”, con Petrobras como principal empresa en la explotación de los megacampos tan codiciados por las compañías norteamericanas.
Dilma descartó, en esta entrevista exclusiva a Página/12, retroceder al modelo de concesiones instituido en los ’90, durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, actual jefe de la oposición. Desde el 27 de octubre de 2014, un día después de haber sido electa para un segundo mandato, Rousseff soporta presiones para derogar el régimen de participación y anular la norma que obliga a Petrobras a comprar plataformas, buques y equipamientos fabricados en Brasil.
Es posible que los participantes en el complot para derretir a Dilma y allanar el camino hacia una privatización blanca de Petrobras tengan influencia sobre el juez de provincia a cargo del proceso por corrupción conocido como “petrolão” por el que fueron presos varios ex ejecutivos de la petrolera, de empresas constructores y políticos.
–Presidenta, ¿se puede decir que es cero el riesgo de que Brasil vuelva al modelo de concesión?
(Mira fijo al cronista, hace una pausa y dice) –Yo creo que el riesgo no es cero. Yo le digo que mientras yo esté en la presidencia (el riesgo) es de menos mil de que se vuelva a la concesión. El modelo de participación se basa en las mejores prácticas internacionales, en todos los países donde se sabía que había mucho petróleo y de buena calidad, como en Noruega, rige ese modelo. Y en Brasil sabíamos que había mucho petróleo en el pre-sal (aguas profundas). Aquel que suponga que este modelo de participación es ideológico (argumento citado por la oposición) está equivocado. El modelo de participación es la mejor forma de defender los intereses económicos de la población de este país, es ella la dueña de sus riquezas naturales, en especial del petróleo, que con esta ley es del Estado. En cambio en el modelo de concesión (de los ’90), el dueño del petróleo es quien lo descubre, y si lo descubre una compañía privada, ella es la titular.
Anochece en Brasilia. La presidenta nos invita a recorrer el Palacio Alvorada, de columnas blancas y largas como cuello de garzas, desde donde se ve la piscina de agua tan quieta que parece un vidrio celeste. “Casi nunca me puedo dar un baño porque tengo demasiadas obligaciones”, comenta al pasar Rousseff el viernes, cerrando una semana relativamente calma si se toma como barómetro los remezones de los últimos meses en que el grupo de medios privado Globo puso toda su capacidad de persuasión a favor del impeachment, teniendo como aliado al senador socialdemócrata Aécio Neves, candidato derrotado en las presidenciales del año pasado.
La conjura creció hasta abril pasado con dos movilizaciones de cientos de miles de personas, pero, a partir de allí, los inconformes comenzaron a dividirse. Y Neves sufrió varias derrotas en su partido, la peor de todas ocurrida la semana pasada cuando un asesor letrado recomendó archivar, por ahora, el pedido de juicio político. “A mí no me atemorizan, yo puedo responder por mis actos, tengo claro cuáles son mis actos”, sostiene Dilma, mientras pasamos por la hermosa biblioteca dominada por un tapiz con mujeres y guitarras del pintor modernista Emiliano Di Cavalcanti.
En septiembre de 2013, al saber que la NSA había robado informaciones de su gobierno y de Petrobras, Dilma se plantó ante Barack Obama: le exigió explicaciones sobre las operaciones de la agencia y rechazó un convite para realizar una visita de Estado a Washington. El hielo entre Brasilia y Washington sólo se rompería en abril de este año, durante la Cumbre de las Américas de Panamá, cuando los mandatarios dejaron atrás sus divergencias y acordaron volver a encontrarse dentro de un mes en la Casa Blanca.
–¿Usted quedó conforme con las explicaciones de Obama sobre las maniobras de la NSA?
–La NSA investigó de forma ilegal sobre Petrobras y sobre el gobierno brasileño... con el pretexto de que lo hacía debido a la amenaza terrorista después de los ataques del 11 de septiembre 2001. Luego se supo que también ocurrió algo parecido con el gobierno de Alemania, gobierno junto al cual hicimos una presentación en la ONU. Frente a esas circunstancias el presidente Obama adoptó varias resoluciones, entre ellas la que determinó que no corresponde espiar países amigos. Ellos (Estados Unidos) nos dijeron que a partir de entonces nunca más ocurrió aquello (rastrillaje ilegal contra Brasil).
–Entonces ese asunto está concluido.
–Para nosotros está concluido... creo que el gobierno de Obama tomó las medidas pertinentes dentro de sus atribuciones. Es esa nuestra convicción.
–¿Es constructivo el acercamiento entre Washington y La Habana iniciado en Panamá hace un mes?
–Para mí fue una de las grandes iniciativas tomadas en los últimos años, primero porque cierra la Guerra Fría en nuestro continente. Queremos que esto se profundice y se termine el embargo contra Cuba, algo que no depende del Poder Ejecutivo norteamericano, sino del Congreso norteamericano. Brasil financió el mayor puerto de aguas profundas de Cuba, el de Mariel (inaugurado por Dilma y Raúl Castro en 2014). La oposición brasileña era completamente cáustica a ese financiamiento del Bndes (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) .
–Por tanto la política del Bndes fue correcta pese a las críticas de la derecha.
–Esa política no fue del Bndes, fue del gobierno brasileño; el Bndes es un banco controlado 100 por ciento por el gobierno. Nosotros consideramos que el proceso de relaciones democráticas en Cuba pasa por apostar por la apertura, pasa por apostar por la inversión. Y pasa por apostar por la apertura de la relación comercial entre EE.UU. y Cuba. El embargo no lleva a nada, después de más de medio siglo no llevó a nada.
Creo que Estados Unidos dio un paso extremadamente feliz, estratégico, para América latina. Y digo más, creo que el presidente Obama dio ese paso con mucho coraje y creo que esto no vuelve atrás, la rueda de la historia no retrocede, creo que ahora van a haber inversiones en Cuba.
Cuba es un país especial para nosotros, latinoamericanos, y sé que para los mexicanos más aún. Ahora bien todo esto que pasó entre Estados Unidos y Cuba no fue sólo por mérito de ellos, en este sentido me gustaría hablar un poco del papa Francisco, ¿puedo hacerlo?
–Por supuesto.
–Quiero decir que el papa Francisco tuvo un papel fundamental, porque además de ser el jefe de la Iglesia Católica Apostólica Romana, él fue alguien con el discernimiento necesario para percibir que si había algo importante para los pueblos de este hemisferio, para el de Cuba en especial, era esa reanudación de las relaciones.
La semana pasada el gobierno chino anunció un respaldo de entre 7000 y 10.000 millones de dólares para que la petrolera estatal cuente con recursos con los que financiar sus proyectos de infraestructura, especialmente los destinados a las cuencas del pre-sal, de donde ya se extraen 800 mil barriles diarios, algo que sorprendió hasta a los optimistas, pues no es sencillo succionar crudo alojado a más de 5000 metros de profundidad.
“Nosotros le asignamos un papel estratégico a Petrobras, ella tiene algo que nadie tiene, que es conocer como pocos la cuenca sedimentada continental brasileña. Eso es algo que nadie podrá quitarle a Petrobras, puede venir quien quiera a competir con ella”, puntualiza Dilma.
“Petrobras es una gran empresa... recientemente pasó por un proceso de investigación judicial, pero hay que tener en cuenta que Petrobras cuenta con 90.000 empleados... y sólo cuatro funcionarios están en estos momentos bajo acusación de una probable caso corrupción. Pero este proceso no impidió que Petrobras haya ganado en Houston un premio que es una especie de Oscar a las empresas de gas y petróleo”, refuerza la mandataria que mañana inicia su primera visita de Estado a México.
Desde la Cumbre de las Américas de 2005, en Mar del Plata, creció el distanciamiento entre México y parte de Sudamérica debido al apoyo dado por Vicente Fox al ALCA, proyecto rechazado de plano por la troika que formaban Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula.
–¿Su viaje es el reencuentro entre Brasil y México?
–Creo que mi viaje abre un nuevo capítulo en nuestras relaciones. Cuando recibí al presidente Enrique Peña Nieto, él vino poco después de ser electo, coincidimos en que para Brasil era fundamental aproximarse a México y para México era fundamental aproximarse a Brasil. Y que era fundamental para toda nuestra región que esto ocurriera. Estoy convencida de que los dos países se beneficiarán en lo económico y comercial, y creo que el acuerdo automotor en vigor ha sido un paso importante. Ese acuerdo muestra cuál es el camino a seguir, y que es posible firmar otros acuerdos. Tengo la convicción de que esta conveniencia es mutua y creo que el presidente Peña Nieto opina lo mismo.
Hay personas que consideran que las economías de Brasil y México compiten entre sí, yo creo que ésa es una visión equivocada, nuestras economías son complementarias. Nuestros países representan los dos mayores mercados de América latina, y es importante que México puede hacer más inversiones en Brasil, y viceversa. Nosotros somos el segundo destino de inversiones directas mexicanas, sólo nos supera Estados Unidos, esto quiere decir que ya hay una rueda que está girando y esto favorece la integración.
Me alegró saber de que la empresa brasileña Braskem formará una sociedad con la mexicana Idesa para crear un polo petroquímico. Considero que nuestros países están en condiciones de hacer acuerdos a partir de la complementariedad de la cadena productiva, producir una parte acá y otra allá. Esto puede ocurir en la industria naval, en la cadena de gas y petróleo, donde México tiene Pemex y Brasil tiene a Petrobras, que son empresas que tienen modelos regulatorios similares.
–¿Podemos hablar entonces de un vínculo sólido?, ¿surge el eje mariachi-bossa nova?
–No, mejor vamos a llamarlo eje tequila y caipirinha (riendo).
–¿Es posible un acuerdo Pemex-Petrobras?
–Yo siempre considero que es posible, y ya hubo un acuerdo en 2005 que está en vigor, que es el Convenio General de Colaboración Científica, Técnica y de Entrenamiento. Petrobras es una empresa con acciones cotizadas en las bolsas de valores (Nueva York y San Pablo) y Pemex está adoptando un marco regulatorio similar. Podemos actuar en el plano de las inversiones, en la cadena de proveedores, donde nosotros podemos participar porque en Brasil tenemos astilleros.
–¿Pemex podría explotar petróleo en Brasil?
–Claro que puede. Puede Pemex al igual que cualquier otra empresa extranjera.
–¿Brasil está interesado en ello?
–Lógico, no tenga dudas de que es así. Creo que esto también será conveniente para Petrobras porque Petrobras cuenta con tecnología de exploración en aguas ultraprofundas.
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