EL MUNDO › MATARON A 18 ITALIANOS EN UN ATAQUE CON CAMION BOMBA EN IRAK
Golpe al flanco débil del Imperio
Italia, cuyas tropas no combaten en situaciones difíciles desde la Segunda Guerra Mundial, fue blanco ayer de un ataque con camión bomba que mató a 18 de los soldados que tiene desplegados en Irak en apoyo a la ocupación de EE.UU.. También murieron ocho iraquíes. La reacción en Italia fue de estupor y conmoción. La operación es un golpe a las alianzas de Bush.
Por Peter Popham y Mustafa Alrawi *
Desde Roma y Bagdad
Un camión bomba destruyó ayer una base de la policía militar italiana en la ciudad de Nasiriya, al sur de Irak. Murieron 18 italianos y ocho iraquíes en el atentado suicida más devastador de los últimos tres meses en Irak. Los muertos son las primeras víctimas italianas de la caótica posguerra de Irak y las más numerosas que Italia haya sufrido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Casi 3000 carabinieri y soldados italianos fueron enviados a Irak cinco meses atrás, en lo que el ministro de Defensa llamó “Misión Antigua Babilonia”. Hasta su muerte, habían servido bajo las órdenes de los comandantes británicos en esta región controlada por los chiítas donde, hasta ayer, casi no habían tenido problemas.
El ataque ocurrió a las 10.40 de la mañana, en el cuartel general de los carabineros, un crudo bloque de cemento en las orillas del Eufrates, en Nasiriya. “Un camión se estrelló en la entrada”, dijo un vocero de las fuerzas británicas. “Enseguida se acercó un auto, que explotó”, agregó. El frente del edificio fue destruido por la gran explosión, mientras que toda la estructura quedó envuelta en llamas. Después de la ola de ataques que se ha llevado más de 40 vidas norteamericanas en casi 10 días, incluido el derribamiento de dos helicópteros estadounidenses, el de ayer fue el ataque kamikaze más sangriento desde agosto, cuando 80 personas murieron en una explosión en una mezquita de Najaf. Allí también murió el ayatola Mohammed Bager Al Hakim.
Además de los 18 italianos –12 carabinieri, cuatro soldados y dos civiles, uno de ellos un director de documentales–, ocho iraquíes murieron y otros 80 resultaron heridos. Un chico de un año perdió la nariz y los ojos y lo más probable es que muera pronto. Las casas y ventanas de la zona quedaron pulverizadas, mientras que, luego de la explosión, y durante horas, una gruesa nube de humo se elevó por sobre las ruinas del edificio. Entretanto, en Italia, la bandera tricolor fue izada a media asta en los edificios gubernamentales y los hinchas italianos que presenciaron en Varsovia el partido contra Polonia hicieron un minuto de silencio. Mientras Italia lloraba a sus muertos, el primer ministro y el presidente se apuraron a insistir que Italia sigue comprometida con Irak luego de los ataques, de los que fueron responsabilizados los combatientes leales a Saddam Hussein. El primer ministro británico, Tony Blair, también afirmó que Gran Bretaña no será disuadida. “Tenemos que perseverar y ver que todo esto termine”, dijo Blair.
El primer ministro Silvio Berlusconi afirmó que “nuestra determinación es trabajar honorablemente con las fuerzas anglonorteamericanas, encargadas de guiar a Irak hacia la democracia. Ningún tipo de intimidación contra nuestra voluntad de ayudar a ese país será permitido”. Por su parte, el presidente Carlo Ciampi describió el ataque como un “miserable acto de terrorismo”. Y sostuvo que “continuaremos desempeñando nuestro rol en la lucha contra el terrorismo internacional junto a nuestros aliados y la ONU”. Pero varios líderes de la oposición fueron igualmente rápidos para argumentar que es hora de dar un giro radical en esta política. Fausto Bertinotti, el líder poscomunista del partido de la Refundación Comunista, dijo que “una vez más está claro que la guerra y el terrorismo van de la mano. Entonces, déjennos mostrar nuestro respeto y solidaridad a las familias de las víctimas. Pero, precisamente en nombre de ese respeto, déjennos seguir nuestra lucha política contra la guerra (...). El retiro de tropas es esencial”. Entretanto, Alfonso Pecorano Scanio, del Partido Verde, indicó que “es inmoral arriesgar las vidas de miles de jóvenes italianos para la guerra preventiva de Bush (...). Luego del ataque de esta mañana, esperamos que todos estemos de acuerdo en la necesidad urgente de retirar las tropas de la guerra en Irak”.
En los meses previos a la guerra en Irak, Italia presenció el florecimiento de uno de los movimientos pacifistas más grandes de Europa:un año atrás, más de un millón de personas tomaron las calles de Florencia para pedir por la paz, mientras que pancartas multicolores que decían “PACE” (PAZ) colgaban de cientos de miles de ventanas a lo largo y a lo ancho del país. El movimiento nació en la izquierda, pero gracias a la firme campaña contra la guerra del Papa –reproducida por los medios masivos católicos, como el semanario La Famiglia Cristiana– se desparramó a través del espectro político para infectar también a algunos miembros de la coalición gobernante de centroderecha. Berlusconi no mandó tropas a la guerra, pero cuando envió a los carabinieri en junio, generó una fuerte controversia.
Con la masacre de ayer, la furia contra la aventura en Irak se encendió de nuevo. “Vamos para traer la paz”, dijo un oficial carabinero apostado en un cuartel de Roma. “Y ésta es la forma en que nos pagan. Nuestros ojos están hinchados de tanto llorar y nuestros corazones están llenos de bronca”, agregó.
* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.