Domingo, 13 de diciembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › NEGOCIACION EN ROMA CON LA ONU
Los dos parlamentos rivales de Libia se reunirán hoy en Roma en presencia de la ONU para tratar de dar el impulso definitivo a la formación del esperado gobierno de unidad nacional transitorio, que pretenden anunciar oficialmente el próximo miércoles. “En Roma atravesaremos uno de los puntos claves, que todos esperamos se concrete el día 16. Lo que ambos quieren de la reunión de mañana es un apoyo pleno, sin fisuras, de la comunidad internacional”, explicó un diplomático implicado en las negociaciones.
“Las reuniones de los dos últimos días aquí en Túnez han sido muy positivas. Ambas partes están convencidas de que la única vía es la planteada por la ONU, pero es verdad que están muy asustadas”, precisó la fuente, que prefirió no ser identificada. Según el diplomático, que pertenece a uno de los países europeos que median en el conflicto, las garantías que ambas partes buscan del resto de los países están relacionadas, sobre todo, con la seguridad del futuro ejecutivo.
De acuerdo con el plan trazado esta semana en Túnez con el nuevo enviado especial de la ONU, Martin Kobler, una vez concretada la composición, el Ejecutivo de consenso se instalará en Trípoli para emprender sus funciones. La capital es una de las zonas relativamente seguras de un país de múltiples conflictos, en el que los gobiernos siguen enfrentados en el campo de batalla pese a los avances en el terreno del diálogo político. Y en el que, gracias a ese vacío de poder, se ha extendido en los últimos meses la influencia de grupos armados vinculados a la organización jihadista Estado Islámico (EI).
Los fieles al autoproclamado califato se han asentado en la ciudad oriental de Derna, vecina a la frontera con Egipto, han penetrado en algunos barrios de Bengazi, segunda urbe del país, y dominan ya casi toda la localidad portuaria de Sirte, situada a escasos 400 kilómetros de Italia. Además, tienen una importante presencia en el extrarradio de la ciudad de Sabratha, a medio camino entre Trípoli y la frontera con Túnez, cercan varios de los principales yacimientos petroleros libios y han logrado ya atentar en varias ocasiones en la capital. “Debemos ser optimistas, pero también cautos sobre el resultado de la cumbre de Roma”, insiste el diplomático europeo. “Todo apunta a la buena dirección, pero cuando hablamos de los libios todo se puede derrumbar en unas horas”, advierte.
Más allá de la preocupación por la seguridad del futuro gobierno, existen todavía dudas sobre la consistencia del tramo político y sobre todo del esencial eje militar, convertido en el más complicado de resolver.
Frente a la solución que plantea la ONU, respaldada por gran parte del llamado Consejo Nacional General (CNG), Parlamento en Trípoli, y del Congreso de los Diputados, la cámara en Tobruk, ha surgido en los últimas semanas una vía alternativa que apuesta por un acuerdo sin mediación internacional.
Los promotores del llamado “diálogo interlibio”, considerados el ala política más dura, proceden también de ambas instituciones, incluyen en sus filas a señores de la guerra poderosos y a líderes tribales y religiosos influyentes, y se reunieron igualmente esta semana en Túnez. Del encuentro salió un documento que desafiaba a la ONU al instar a todas las partes a dejar la mesa que dirige el alemán Martin Kobler, quien el pasado octubre sustituyó en el cargo al criticado Bernardino Lein.
Miembros de esta iniciativa recordaron esta semana que ni el CNG, que se negó a entregar el poder hace un año y medio, ni el Parlamento en Tobruk, que lo sustituyó con un mandato de un año que expiró el pasado 20 de octubre, tienen legitimidad para negociar en nombre de los libios. “Esa es la clave de la reunión de Roma. Hasta ahora no sabemos con quién tenemos que hablar, quién es nuestro interlocutor. Por eso es fundamental que en los próximos días se constituya un gobierno de unidad con el que podamos trabajar”, explica el diplomático.
Más difícil parece avanzar, a corto plazo, en una unidad similar en el mando militar, clave para que el tramo político no vuelva a descarrilar. Fuentes en Trípoli admitieron que todavía es insalvable la distancia entre las milicias islamistas afines al gobierno de Trípoli y el polémico general Jalifa Hafter, un antiguo miembro del régimen derrocado de Muammar Khadafi que ahora dirige las fuerzas leales a Tobruk. Ambas se enfrentan aún en la ciudad de Bengasi, que el oficial asedia –con el apoyo logístico de Arabia Saudita y Egipto– y los islamistas defienden.
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