La ruta de los Balcanes está virtualmente cerrada para los refugiados luego de que Eslovenia, Serbia y Macedonia decidieran no dejar pasar a migrantes sin pasaporte. Mientras más de 35.000 refugiados esperan en Grecia, la suerte de los refugiados camino a Europa Occidental es incierta. Hungría declaró el estado de crisis y llamó a la policía y al ejército a fortalecer las fronteras. El Ministerio del Interior esloveno informó que el país sólo permitirá el ingreso de personas con visados y documentos de viaje válidos. El Ministerio del Interior serbio anunció que iba a implementar medidas parecidas en su frontera con Macedonia y Bulgaria. Croacia, que se encuentra entre Eslovenia y Serbia, actuó del mismo modo y Macedonia siguió los pasos del grupo al decidir cerrar el paso a todas las personas que no posean pasaportes en regla.

El jefe de gobierno esloveno, Miro Cerar, dijo que su país garantizará en el futuro asilo a sólo 40 a 50 personas al mes, informó la radio nacional eslovena. Lo que ocurra a partir de ahora con las aproximadamente 13.000 personas hacinadas en campamentos de refugiados en el norte de Grecia es una incógnita. En el campamento de refugiados macedonio de Tabanovce, situado en la frontera con Serbia, hay 1.000 migrantes varados. Se trata, principalmente, de personas provenientes de Afganistán a las que ya les fue negado la semana pasada el cruce de la ruta de los Balcanes. La canciller alemana Angela Merkel criticó el cierre y consideró que esa no es la solución del problema de fondo. Los ministros europeos del Interior mantendrán hoy una primera discusión sobre las implicancias prácticas del principio de acuerdo alcanzado con Turquía para devolver al país a todos los migrantes irregulares y refugiados, incluidos los sirios, que lleguen a Grecia.