EL MUNDO › LA NEGOCIACION TRIPOLI-LONDRES-WASHINGTON SOBRE LAS ARMAS
Cómo el lobo se convirtió en cordero
El mundo fue sorprendido el viernes por la renuncia libia a las armas prohibidas. Esta nota cuenta el detrás de la escena del trato.
Por Andy McSmith *
Desde Londres
A veces, en la diplomacia internacional, las palabras que pronuncia la gente son todo lo que cuenta. Y a veces no importa mucho lo que dicen; sólo el hecho de que estén hablando es significativo por sí mismo.
La tarde del jueves último, el coronel Muammar Khadafy, que ha gobernado Libia desde que tomó el poder en un golpe de Estado militar hace 34 años, estaba esperando en la famosa carpa que usa como su comando central móvil cuando sonó su teléfono. Tony Blair estaba en línea.
Los detalles de su conversación, que fue en inglés con un intérprete árabe, son bastante comunes. Estaban hablando de palabras: quién iba a decirlas, cuándo, y exactamente cuáles. Lo que importaba era que el primer ministro británico estaba hablando en forma directa con un gobernante árabe que una vez fue un paria internacional hasta tal punto que el gobierno británico colaboró en un intento de asesinarlo.
El coronel Khadafy ha estado buscando por varios años terminar con el aislamiento diplomático y comercial de su país, y para lograrlo estaba dispuesto a correr el riesgo de perder cara negociando con viejos enemigos. La diplomacia entró a una fase nueva y frenética el martes, cuando una delegación de tres funcionarios libios de primera línea encabezados por el jefe de inteligencia del país, Musa Kusa, Fueron llevados al Travellers Club, donde pasaron seis horas encerrados en intensas conversaciones con un equipo de diplomáticos y jefes de inteligencia británicos encabezados por William Ehrman, director de Defensa e Inteligencia del Foreign Office. El equipo británico tenía instrucciones de negociación que habían surgido de una reunión entre Tony Blair y Jack Straw en una pausa de la cumbre europea de Bruselas la semana anterior. Blair, que había hablado de Libia con George W. Bush durante su visita de Estado a comienzos del mes, había decidido hacer un trato con Khadafy. Gran Bretaña ofrecería beneficios económicos, incluyendo oportunidades para estudiantes libios en universidades británicas, si los libios se unían a la cruzada de Blair para eliminar armas de destrucción masiva que pudieran caer en manos de terroristas.
Los británicos aceptaron la propuesta libia de que su canciller Abdel Rahman Shalqam fuera el primero en hacer el anuncio, y que Khadafy lo endosaría después. Siguieron tres días de una coreografía enloquecedora, a medida que distintos borradores circulaban entre Tripoli, Londres y Washington. La mañana del jueves, el equipo negociador británico fue convocado a una conferencia con Sir Nigel Sheinwald, el asesor de política exterior de Tony Blair, que acordó en que el primer ministro diera el paso histórico de llamar al líder libio esa tarde. Al día siguiente, el Foreign Office recibió lo que se suponía que iba a ser la versión definitiva del anuncio libio. Esto fue entregado a Sir Nigel, en Downing Street, quien envió una copia a Condoleezza Rice, la asesora de seguridad nacional de Bush, en Washington. Rice contestó diciendo que el borrador era insuficiente. El texto prometía que los libios abrirían sus “materiales y equipos” a la inspección internacional; Washington también quería ver allí la palabra “programas”. Esto disparó otro intercambio.
Mientras tanto, Blair estaba en su distrito de Sedgefield en una de las reuniones públicas que forman lo que él llama la Gran Conversación. En Whitehall, mientras tanto, estaban monitoreando ansiosamente los medios libios, para escuchar qué había dicho el canciller. Esperaban un anuncio al anochecer, pero parece que en Libia había un partido de fútbol muy importante en marcha, y Shalqam esperó al silbato del final antes de hablar, a eso de las nueve de la noche británicas. Entonces los traductores se pusieron a trabajar, y los principales funcionarios del Foreign Office tuvieron que verificar que la declaración fuera exactamente lo acordado. Finalmente, la confirmación llegó justo cinco minutos antes del noticiero principal de la BBC. El retorno de Khadafy a la comunidad internacional era inminente.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.