EL MUNDO

Una invitación a “ver las vacas” que terminó en elogio de la hamburguesa

La semana pasada, George W. Bush había llamado a Jacques Chirac “mi amigo” y lo había invitado a “ver las vacas” en su rancho de Texas. Ayer, el francés le devolvió el cumplido elogiando las hamburguesas de EE.UU. En eso se resumieron los logros de la cumbre del G-8.

La cumbre de los dirigentes de los 8 países más ricos del mundo culminó ayer sin lograr consenso real sobre los temas que el anfitrión Bush puso sobre la arena del balneario Sea Island: el rol de la OTAN para Irak, la condonación de la deuda iraquí, la aspiración a un Gran Medio Oriente “democratizado”. Eso sí, hubo frases a razón de nada: “Puedo decir que, desde que llegué hace dos días, la cocina estadounidense no tiene nada que envidiar a la francesa”, dijo el presidente francés Jacques Chirac. “Le gustó sobre todo el cheeseburger que comió ayer”, agregó Bush, soltando una carcajada.
“Hemos hablado de muchas cosas y una de ellas fue la OTAN y el hecho de saber si hay un papel para la OTAN en Irak”, declaró George Bush tras una reunión a solas con Chirac. Este no explicitó como anteayer su rechazo a darle mayor rol a la alianza transatlántica en el país ocupado. Su frase sobre la comida puede igualarse a la reciente declaración de su par norteamericano –cuando emprendía su gira por Europa, la semana pasada–: “Chirac es mi amigo y está invitado a venir a Crawford a ver las vacas”.
Los dirigentes de los ocho países más ricos del mundo abrieron ayer las puertas del selecto balneario de Sea Island (sureste) a seis dirigentes africanos, en la última jornada de una cumbre dominada por Irak. El miércoles, Bush pidió un papel más amplio de la OTAN en Irak para contribuir a su estabilización, una propuesta que fue recibida con escepticismo por Chirac: “No creo que sea la vocación de la OTAN intervenir en Irak. Además, no pienso que sea oportuno, ni siquiera que sea algo que se entienda”, declaró el mandatario francés. Pese a sus discrepancias, ambos presidentes coincidieron por lo menos en una cosa durante la cumbre del G-8: la calidad del cheeseburger estadounidense.
Los gobernantes mundiales mostraron su apoyo al nuevo gobierno interino iraquí –luego de que el lunes el Consejo de Seguridad de la ONU votara a favor de la resolución británico-norteamericana– y se comprometieron a prestarle apoyo en los preparativos de las elecciones de enero de 2005, en el proceso de reconstrucción y en la reducción de la deuda –pero no hubo acuerdo de cómo se la debe aliviar–.
Respecto de Medio Oriente, los dirigentes del G-8 reclamaron una reunión del Cuarteto en Medio Oriente antes de fin de mes, para intentar relanzar el plan de paz en la región. El Cuarteto internacional está compuesto por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas. El G-8 saludó positivamente “el plan de retirada de Gaza y de ciertas partes de Cisjordania” presentado por Israel.
Asimismo, se trató un plan de acción contra la proliferación de armas de destrucción masiva, reforzando con nuevas medidas para cerrar los canales clandestinos que se utilizan en el tráfico de materiales, componentes y tecnología nuclear sensible. Un embargo de un año pesará sobre la exportación de “productos nucleares” dirigidos a fabricar armas en países de “dudosa fiabilidad o por terroristas”. Se mantiene además la presión sobre Irán y Corea del Norte.
Bush dijo que su país está investigando un informe del New York Times según el cual el líder de Libia, Muamar Khadafi, estaba involucrado en un complot para asesinar al príncipe del reino de Arabia Saudita. El diario citó este jueves a dos personas sospechosas de estar implicadas en el complot y detenidas en Estados Unidos y en Arabia Saudita.
En cuanto al comercio, insisten en la necesidad de que se reduzcan las barreras al comercio internacional “para fomentar la prosperidad mundial” y se exhorta a un acuerdo en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que exige “revitalizar” las negociaciones multilaterales para reducir los subsidios a la agricultura, donde siguen enfrentándose EE.UU. y la UE.

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Jacques Chirac y George W. Bush al menos se pusieron de acuerdo sobre la comida.
 
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