EL MUNDO
JFK logró rebotar del rebote de W.
Dos sondeos vuelven a poner cabeza a cabeza a Kerry y a Bush, acortando las ventajas que aparecieron tras la convención republicana.
El efecto rebote posconvención republicana parece disiparse. Así lo evidencian dos nuevos sondeos que ubican a George W. Bush y su rival John Kerry cabeza a cabeza en intención de voto. A menos de siete semanas de los comicios presidenciales del 2 de noviembre, ambos aparecen igualados con 46 por ciento de las preferencias en un caso y el candidato demócrata aventaja 48 a 47 por ciento en el otro. Mientras, Kerry apela una vez más a la ayuda de los hispanos en Estados Unidos para llegar a la Casa Blanca y poder cumplir con las promesas que dijo que el gobierno actual ha quebrado frente a la primera minoría del país.
El Instituto Pew publicó ayer los resultados de una encuesta realizada en dos tiempos, entre el 8 y el 14 de septiembre, que establece que la distancia entre Bush y Kerry se acortó de forma espectacular y extremadamente rápida. Una mayoría de electores inscriptos (52 por ciento contra 40 por ciento) se declaró decidida a votar a Bush entre el 8 y el 10 de septiembre, apenas unos días después de finalizada la convención republicana. Pero, unos días más tarde (entre el 11 y el 14 de este mes), esa ventaja del mandatario republicano desapareció y ambos candidatos aparecen igualados con 46 por ciento de las intenciones de voto cada uno.
La economía volvió a ser un punto fuerte para Kerry: 46 por ciento confía en él más que en Bush (40 por ciento) según el segundo sondeo, contrariamente al de días antes, en el cual aparecían igualados. Por el contrario, Irak y el terrorismo se mantienen como puntos fuertes del presidente republicano, y son temas en los que la distancia entre los candidatos no se acortó en lo más mínimo: 52 por ciento (contra 40 por ciento) confía en Bush sobre Irak y 58 por ciento (contra 31 por ciento) lo hace en cuanto a la “guerra al terrorismo”. La encuesta fue realizada sobre un total de 1972 electores inscriptos, 970 de los cuales fueron interrogados entre el 8 y el 10 de septiembre, y 1002 entre el 11 y el 14 del mismo mes.
Otro sondeo publicado ayer por la edición online del periódico financiero The Wall Street Journal, le acreditó 48 por ciento de intenciones de voto a Kerry contra 47 por ciento para Bush. Una mayoría de 51 por ciento contra 45 por ciento de los decididos a votar estima igualmente que Bush “no merece ser reelecto” el próximo noviembre, según el estudio de opinión del instituto Harris difundido por ese diario. El candidato independiente Ralph Nader recoge 2 por ciento de las intenciones de voto. La encuesta contradice varios sondeos publicados luego de la convención republicana de principios de mes, marcada por una avalancha de ataques contra Kerry, que le daban una confortable ventaja a Bush, incluso de 11 puntos.
“Si creen, como yo, que no podemos aguantar cuatro años más de decisiones equivocadas y de ir en la dirección equivocada, entonces únanse a nosotros por un país más fuerte aquí y respetado en el mundo”, dijo Kerry en la noche del miércoles, en español, durante la cena de gala del Instituto del Caucus Hispano del Congreso, que reunió a cientos de líderes demócratas hispanos. “Mis amigos, necesito su voto. Necesito su ayuda. Eso les pido ahora”, continuó Kerry en un castellano lento pero claro. El senador de Massachusetts criticó con dureza a Bush por sus políticas hacia los 40 millones de hispanos que residen en Estados Unidos. “En los últimos tres años, Estados Unidos ha perdido 1,6 millón de empleos. Ocho millones de estadounidenses están desempleados. El desempleo hispano está cerca del 7 por ciento y 351.000 hispanos más están sin trabajo desde que asumió George Bush”, afirmó. “Nueve millones de hispanos, incluido el 30 por ciento de los niños hispanos, viven en la pobreza” y casi un millón y medio de latinos han perdido su seguro médico en los últimos cinco años, añadió.
Kerry apeló al voto de los siete millones de hispanos que se prevé irán a las urnas para cambiar de rumbo y asegurar que la salud y la educación no sean sólo “un privilegio de los ricos”. Se estima que el voto latino será clave para definir la votación en cinco estados del sudoeste: Arizona, Nevada, Nuevo México, Florida y Colorado.