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Por Rupert Cornwell*
Desde Washington

En la víspera del segundo y vital debate presidencial, un no arrepentido presidente Bush insistió ayer en que el informe que decía que Saddam Hussein no tenía armas ilícitas fortalecía, en lugar de debilitar, el caso para la invasión a Irak en 2003. En su camino a un acto de campaña en el indeciso estado de Wisconsin, Bush mantuvo que el informe, hecho por el Grupo de Inspección de armas de Irak, conducido por Estados Unidos, probaba que Saddam retenía el “conocimiento, materiales, medios e intenciones” para producir armas de destrucción masiva y pasárselos a los terroristas. “Estuvimos bien al entrar en acción y Estados Unidos está más seguro con Saddam en prisión”, insistió.
El debate de esta noche, usando la forma de debate en que los candidatos responderán a preguntas del público, supuestamente se enfocará en temas nacionales. Pero como domina la campaña, Irak parece que inevitablemente surgirá en la agenda de esta noche en St. Louis. Bush tratará de evitar una discusión detallada sobre el informe y sus motivos para la invasión 18 meses atrás cuando se reúna con Kerry esta noche. En cambio, si sus últimos discursos indican algo, insistirá en su crítica personal a su oponente, burlándose del senador de Massachusetts como un líder que va siempre hacia donde sopla el viento. El segmento económico del debate será eclipsado por las cifras mensuales de hoy sobre el desempleo, las últimas antes de la elección del 2 de noviembre. Ambos bandos están nerviosos. Cifras pobres le darían a Kerry un arma preciosa. Por el contrario, un fuerte impulso en la creación de empleos le permitiría a Bush declarar que sus políticas económicas están funcionando.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère