EL MUNDO › LA CRISIS DE ENERGIA CAUSA UNA CAIDA EN CUBA

Un ministro muy poco eléctrico

Por Mauricio Vicent *
Desde La Habana

Los apagones se han cobrado la primera víctima política en Cuba. Nada menos que el todopoderoso ministro de la Industria Básica, Marcos Portal, interlocutor de importantes inversionistas extranjeros y responsable de áreas estratégicas de la economía cubana, como la prospección de petróleo y, por supuesto, del servicio de generación de electricidad. La destitución fulminante de Portal fue iniciativa de Fidel Castro. La nota oficial que informó de su destitución le achaca “fuertes tendencias hacia la autosuficiencia y a la subestimación de criterios de otros experimentados compañeros”, que “finalmente lo condujeron a serios errores en varias esferas de su actividad”.
La caída en desgracia de Portal, de 59 años, se esperaba en las altas esferas y en medios empresariales extranjeros desde hace dos semanas, cuando Castro compareció en televisión para informar del serio déficit en la producción de energía eléctrica a causa de una grave avería en una de las mayores termoeléctricas del país. La rotura hizo colapsar el sistema energético nacional, provocando desde mayo apagones de 10 y hasta 15 horas diarias, lo que generó un fuerte malestar en la población. En aquella intervención televisiva, Castro estuvo acompañado de los principales responsables del sector, pero no estuvo Marcos Portal. El líder cubano aseguró entonces que no se le había informado de la extrema debilidad del sistema nacional de producción y distribución de electricidad.
La nota, publicada en Granma, reconoce que durante años Portal “prestó valiosos servicios al país” y que desde su cargo “contribuyó a la formación de cuadros con espíritu de trabajo y disciplina”. Pero señala que, “desafortunadamente”, su “tendencia a la autosuficiencia” lo condujo a graves errores.
Marcos Portal era miembro del buró político del Partido Comunista de Cuba y estaba casado con una sobrina del presidente cubano. Por su pertenencia al círculo íntimo de Castro y su prestigio como ministro –su gestión era puesta habitualmente como ejemplo por el gobierno y era muy bien valorada por los inversionistas extranjeros–, muchos lo consideraban “intocable”; de ahí que su destitución, aunque previsible después de las veladas críticas de Castro en televisión, causara sorpresa en la comunidad empresarial. Y hasta inquietud. “Era uno de los pocos ministros que se atrevía a defender en público sus criterios, aunque fuesen en contra de los de Fidel. Las empresas bajo su mando funcionaban bien, con criterios de eficiencia homologables a los de cualquier lugar del mundo. Es una gran pérdida”, dijo un empresario español con intereses en su sector.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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