EL MUNDO › VENDE PARTE DE SU IMPERIO PARA GANAR POPULARIDAD
Menos medios para Berlusconi
Por Enric González*
Desde Roma
La hecatombe sufrida en las elecciones regionales ha creado movimientos de pánico en el gobierno de Silvio Berlusconi y ha extendido la sensación de que la derrota en las generales de 2006 está asegurada, por la impopularidad del líder y de la reforma constitucional federalista. Para hacer frente a las propuestas de sus aliados, que van desde el suicidio político rápido (elecciones anticipadas) al lento (cambio total del gabinete), Berlusconi tomó la iniciativa y anunció la venta del 16,8 por ciento de sus acciones en el imperio televisivo Mediaset.
La derrota en las elecciones regionales agrava la crisis en el gobierno italiano. Se trata de un movimiento estratégico, dirigido a reducir la presión del “conflicto de intereses” entre empresa y gobierno y a mostrarse ante la opinión pública como un líder dispuesto a mejorar y sin intenciones de renunciar al poder. La venta de un pedazo de Mediaset, que engrosará sustancialmente la liquidez del político más rico de Europa (Berlusconi podría embolsarse hasta 2000 millones de euros), se preparaba desde hacía tiempo y tiene sentido desde un punto de vista empresarial. Abre puertas a la familia Berlusconi hacia otras inversiones, como Telecom Italia, y no reduce su poder en el holding televisivo, ya que no supone una pérdida del control: con un 35 por ciento, los Berlusconi seguirán disponiendo del mayor paquete de acciones, con diferencia, y ejerciendo los máximos cargos ejecutivos. El 16,8 por ciento en venta está destinado a inversores institucionales, como bancos y fondos de inversiones, carentes de interés en rivalizar con los Berlusconi en el consejo de administración.
Romano Prodi y el conjunto de la oposición restaron relevancia a la operación de Mediaset: “Berlusconi sigue siendo el propietario y no se resuelve en absoluto el conflicto de intereses”, dijo Prodi. Il Cavaliere mantendrá, en efecto, la triple condición de presidente del gobierno, dueño del monopolio de la televisión privada y dueño del club de fútbol más importante, el Milan. Pero el paso atrás en Mediaset demuestra hasta qué punto está dispuesto a hacer lo que haga falta para seguir en el poder. Todos los vientos soplan en contra de Berlusconi. Las finanzas públicas están fuera de control, según la Comisión Europea y el FMl; los anuncios y contraanuncios sobre una retirada de Irak han sido acogidos con indiferencia por la opinión pública y los aliados políticos empiezan a afilar los puñales de la traición. El desastre de las regionales ha creado una avalancha de pesimismo, quizá exagerado, y casi toda la prensa (la de Berlusconi, no) pronostica un desplome del gobierno a medio plazo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.