EL MUNDO
Por qué el Papa se puso Benedicto (pero esta vez dicho en español)
Benedicto XVI, que en su misa del domingo se había abstenido de usar el castellano, lo empleó ayer en su primera audiencia pública.
Por Lola Galán *
Desde Roma
El Papa utilizó ayer su primera audiencia pública para explicar en cinco idiomas (y esta vez no olvidó el español) las razones que lo decidieron a escoger el nombre de Benedicto XVI al asumir el ministerio de San Pedro, el pasado 19 de abril. La elección responde a sus deseos de enlazar con su antecesor Benedicto XV, “un valiente y auténtico profeta de paz ante el drama de la Primera Guerra Mundial”, y con San Benito, “punto de referencia para la unidad de Europa y las irrenunciables raíces cristianas de su cultura y civilización”.
Unas 15.000 personas se reunieron en la Plaza San Pedro para asistir a la primera audiencia pública con la que el nuevo Papa reanuda la tradición de los miércoles, tras el largo paréntesis impuesto por la enfermedad y la muerte de Karol Wojtyla. Como su antecesor, Benedicto XVI se presentó en la plaza a bordo de un jeep blanco, que recorrió las filas de peregrinos entre gritos y ovaciones antes de tomar asiento en el trono colocado en el sagrado frente de la basílica, sin toldo ni baldaquín, bajo el fuerte sol de la mañana.
Josef Ratzinger inició su mensaje refiriéndose nuevamente a los sentimientos contradictorios que lo invaden al asumir su misión apostólica, “estupor y gratitud a Dios que me ha sorprendido, ante todo a mí mismo, al llamarme a suceder al apóstol Pedro”, dijo. Siguiendo el ejemplo del primero de los dos “benedictos” que inspiran su pontificado, Benedicto XVI declaró su deseo de ponerse “al servicio de la reconciliación y armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido de que el gran bien de la paz es un don de Dios, don frágil y precioso que debe ser invocado, tutelado y construido día tras día con la ayuda de todos”. Al mismo tiempo, del fundador de la orden benedictina, patrón de Europa, el nuevo Papa pretende retomar los “valores irrenunciables de la cultura cristiana” que están en las raíces del Viejo Continente. Un recuerdo a los valores cristianos que se convirtieron en un caballito de batalla entre el Vaticano y la UE en la última etapa del pontificado de Juan Pablo II. Ratzinger recordó varias veces a su antecesor y, siguiendo su ejemplo, resumió la catequesis leída en italiano, en francés, inglés, alemán y español, con claridad y excelente pronunciación y concluyó con un saludo en varios idiomas, entre ellos el polaco.
Los fieles de España y América latina celebraron que el Papa les hablara en su idioma entonando Cielito lindo, ante lo que Benedicto XVI sonrió, visiblemente complacido. Durante la misa de su coronación, el domingo, Ratzinger se había abstenido de usar el castellano –el idioma en el que habla la mitad de sus feligreses– en lo que algunos interpretaron como un rechazo a la aprobación en España –incómodamente casi simultánea con su elección– del matrimonio entre los homosexuales.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.