EL MUNDO › SUBEN LAS BAJAS DE LA GUERRA ANTITERRORISTA DE BUSH
Disparen contra la CIA y el FBI
Bajo fuerte presión política de la oposición que quiere ganarle en noviembre, el presidente de EE.UU. decidió el cese del jefe de contraespionaje de la CIA. El FBI también está en problemas.
La superabundancia de últimas revelaciones acerca de que Estados Unidos contó con la información sobre posibles atentados de la red terrorista AlQaida, que los demócratas tomaron como pólvora con el soporte de la prensa norteamericana, apunta todos los cañones contra la figura de George W. Bush. La tormenta política desatada por la oposición demócrata, a meses de las elecciones legislativas de noviembre, coincide con el vendaval de información tratada por los medios estadounidenses, encarnados en jueces de los vacíos en la lucha antiterrorista previos a los atentados del 11 de setiembre. En este sentido, la estación de televisión ABC ya informó que el jefe de contraespionaje de la CIA, Cofer Black, deberá renunciar a su puesto. A todo esto, el New York Times reportó en su edición on line que la inteligencia de EE.UU. interceptó mensajes entre miembros de Al Qaida está planeando un nuevo ataque igual o mayor a los del 11.
Black, que ocupó durante tres años el cargo de jefe del centro de contraespionaje de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), es señalado como responsable de la deficiente coordinación entre los diferentes organismos del gobierno estadounidense. Sobra la difusión de documentos que señalan anomalías. Según publicó ayer el diario Washington Post, un grupo de trabajo del Consejo Nacional de Inteligencia, asociado a la CIA, ya había advertido en 1999 que terroristas asociados con Osama Bin Laden podían secuestrar un avión y estrellarlo contra el Pentágono, la Casa Blanca o el cuartel de la CIA. Ese mismo periódico reveló que la CIA le presentó a George W. Bush el pasado 6 de agosto un informe que estaba centrado en posibles atentados de la red Al Qaida en EE.UU.
Las acusaciones también salpican al Buró Federal de Investigaciones (FBI), que sabía desde hace años que Bin Laden y su organización se hallaban entrenando pilotos en Estados Unidos y otros países. El diario The New York Times señaló que según documentos judiciales, escuelas de aviación y declaraciones de agentes, la policía federal de Estados Unidos seguía la pista a supuestos terroristas pilotos. Y que el FBI no logró conectar la información recabada y acabó descartando la idea de un ataque suicida con un avión comercial. Al respecto, el senador republicano Richard Shelby ayer declaró a la CNN que “el FBI le falló al pueblo estadounidense”. Según el matutino, el paquistaní Abdul Hakim Murad, detenido en 1995 en Filipinas por conspirar para colocar bombas a 12 aviones comerciales de Estados Unidos que estallarían simultáneamente sobre el Pacífico, confesó en 1996 que pensaba usar su información como piloto para estrellar un avión contra la CIA.
Esa información habría derivado en 1999 en un análisis detallado en el que se avisaba que fieles a Osama podrían secuestrar un avión y estrellarlo contra edificios gubernamentales. Asimismo, la escuela de vuelo del estado de Oklahoma que en 2001 entrenó como piloto a Zacarías Moussauauoi, el único acusado por los atentados de setiembre, fue investigada en 1998 al encontrarse vínculos con uno de sus antiguos alumnos y los atentados contra las embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania, cometidos ese año y atribuidos a Al Qaida. Al menos seis de los 19 presuntos terroristas del 11 de setiembre se formaron como pilotos en Estados Unidos.
Todo esto viene a contradecir las informaciones de la Casa Blanca que los peligros residían principalmente en el exterior. Su portavoz, Ari Fleischer confirmó este viernes que el 10 de setiembre, es decir, un día antes de los atentados terroristas, había quedado listo un plan de acción contra la red de Al Qaida, pero que el documento no había llegado aún al escritorio del presidente.