EL MUNDO
Washington consiguió luz amarilla para operar dentro de Pakistán
Tres altos funcionarios talibanes se rindieron ayer a las fuerzas norteamericanas, que tienen un nuevo permiso para actuar en Pakistán.
Por Rory McCarthy *
Desde Islamabad
El gobierno de Pakistán aceptó que tropas de Estados Unidos crucen al país en busca de fugitivos de Al-Qaida y de combatientes talibanes, dijo ayer el comandante norteamericano de la guerra en Afganistán. Hasta ahora, las fuerzas de Estados Unidos confiaban en los soldados paquistaníes en la frontera para arrestar a los sospechosos cuando huyen de Afganistán. Por lo menos 350 leales de Al-Qaida, en su mayoría árabes, han sido detenidos en Pakistán para ser interrogados después de cruzar la frontera.
El general Tommy Franks dijo que en algunos casos los soldados paquistaníes seguirían persiguiendo a los sospechosos de integrar las milicias de Al-Qaida y los talibanes si cruzaban la frontera desde Afganistán. “O, por otro lado, podríamos contactarlos y decirles: ‘Observamos a la gente y la seguimos hasta Pakistán’”, dijo el general Franks. “Creo que los arreglos permiten hacer ambas cosas.” Tres altos combatientes talibanes de la línea dura se rindieron ayer a las fuerzas leales a Gul Agha, el gobernador de Kandahar. El ministro de Justicia, molá Nooruddin Turabi, estaba entre ellos. Un cuarto oficial talibán, Abdul Hai Mutmain, fue arrestado por separado y entregado a las fuerzas de Estados Unidos. Se cree que dos personas más, identificadas como líderes de Al-Qaida, murieron luchando, y otro fue capturado, dijo un oficial de Estados Unidos. Pero luego portavoces del nuevo gobierno afgano dijeron que los rendidos habrían sido liberados por un acuerdo de amnistía, lo que no caerá bien en EE.UU.
El acuerdo con Estados Unidos probablemente generará una profunda inquietud en Pakistán, donde mucha gente en áreas tribales de la frontera todavía siente simpatía por los talibanes. El presidente de Pakistán, general Perves Musharraf, permitió que las fuerzas de Estados Unidos usaran las bases aéreas en el país al comienzo de la campaña militar, pero dijeron que no debían usarse para lanzar operaciones contra Afganistán. Anoche, el principal vocero militar de Pakistán, mayor general Rashid reshi, dijo que no sabía de ningún acuerdo, y sostuvo que los soldados paquistaníes estaban haciendo lo posible para arrestar a los combatientes que escapan.
Pese a todo, las sospechas de que Pakistán sigue sirviendo de refugio a los militantes islamistas están más vivas que nunca. Uno de los motivos es la aparente evaporación de las fuerzas de Al-Qaida y de su máximo líder, Osama bin Laden, de las montañas de Tora-Bora, fronterizas con Pakistán, después de los fuertes ataques aéreos norteamericanos, simultaneizados con las operaciones de mujaidines en el terreno, en el mes de diciembre. Se especula que muchos pueden haber pasado a Pakistán, aunque el general Pervez Musharraf negó previsiblemente ayer que Bin Laden se encuentre en su país y afirmó que está en Afganistán.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère