Con el voto administrativo de ayer concluye otro round del encuentro entre la mayoría y la oposición en estas turbulentas post-elecciones. La alianza de centro-izquierda italiana, según las proyecciones dadas a última hora local, conserva tres de las ciudades más importantes del país, Roma, Nápoles y Turín, y pierde por poco en Milán, con lo que se desmoronan los sueños de revancha de Silvio Berlusconi, derrotado en las legislativas de abril. En Sicilia gana por diez puntos Salvatore Cuffaro, de la democracia cristiana de derecha, contra Rita Borselino. Tarde en la noche, Prodi abandonó su cautela, dijo estar “muy contento” y agregó: “Si ésta es la revancha de Berlusconi, juguemos muchas partidas”.

En Roma y Turín todo hace pensar que los alcaldes salientes, Walter Veltroni y Sergio Chiamparino, respectivamente, ambos candidatos de la Unión, lograrán holgadamente la reelección en las municipales que se extendieron durante dos días. Veltroni obtiene el 61,5 por ciento de los votos romanos contra 36,9 por ciento de Gianni Alemanno, ex ministro de Agricultura de Berlusconi y miembro de la derechista Alianza Nacional, según una proyección hecha por Nexus. En Turín, Chiamparino será reelecto con el 66 por ciento de los votos, contra el 29 por ciento de su rival, el candidato del centroderecha Rocco Buttiglione, también funcionario del gobierno de Berlusconi. En Nápoles, donde el duelo era más peleado, la alcaldesa saliente, Rosa Russo Jervolino (centroizquierda), también estaba al frente, con el 58,8 por ciento, mientras que su adversario, Franco Malvano, obtenía el 38,9 por ciento.

En Milán, ciudad natal de Berlusconi, controlada por la centroderecha desde hace 15 años, las proyecciones mostraban una situación más pareja de lo previsto. Según la consultora, la candidata de la centroderecha, Letizia Moratti, otra ex ministra del premier conservador, obtenía 51 por ciento de los votos frente al 47,4 del ex prefecto Bruno Ferrante, candidato de la centroizquierda.

Estas cuatro ciudades italianas, las principales del país, constituyen una prueba importante para La Unión, la coalición de centroizquierda que venció, por un estrecho margen, en las elecciones generales del 9 y 10 de abril. Berlusconi, en el cierre de la campaña electoral, había invitado a los italianos a dar con este voto “una primera orden de expulsión a la izquierda”, mientras que Prodi había excluido que estos comicios fuesen una suerte de prueba para el gobierno, que recién comenzó a trabajar.

En Sicilia, donde cuatro millones y medio de personas votaron para elegir presidente de la región y renovar la Asamblea (Legislativa), al frente estaba el candidato de centroderecha, Salvatore Cuffaro, gobernador saliente y en juicio por complicidad con la mafia, que gana así un segundo período como gobernador de la isla. Según las proyecciones de Nexus, Cuffaro tiene el 52 por ciento de los votos, contra el 42,3 de su principal adversaria, Rita Borsellino (centroizquierda), hermana del conocido juez antimafia Paolo Borsellino, asesinado por la Cosa Nostra en 1992.

En los municipios con más de 15 mil habitantes, en caso de que ningún candidato consiga en la primera ronda más del 50 por ciento de los votos, se celebrarán el 11 y el 12 de junio rondas de desempate. En total estaban llamados a acudir a las urnas 19,5 millones de italianos, más de una tercera parte de los 50 millones en todo el país habilitados para votar.