Martes, 30 de mayo de 2006 | Hoy
Otra jornada violenta en Irak dejó más de sesenta muertos, entre ellos dos trabajadores de televisión. Bush relegitimó la guerra en el Día de los Caídos.
Para George W. Bush, la mejor forma de honrar a los caídos es “completando las misiones por las que dieron sus vidas”. De esta manera, el presidente estadounidense utilizó la conmemoración del Día de los Caídos para relegitimar la ocupación de Irak en un momento en que tanto las fuerzas extranjeras como las locales no parecen encontrar una solución a la ola interminable de atentados y asesinatos. Ayer, múltiples ataques dejaron un saldo de 61 muertos y otras decenas de heridos, entre los que se contaban dos técnicos británicos de la cadena televisiva CBS.
La violencia de ayer relegó a un segundo plano la reanudación del juicio al ex presidente iraquí Saddam Hussein y a sus ex colaboradores, que ya lleva más de siete meses. A partir de esta audiencia, se comenzarán a escuchar los testigos de la defensa, que ascienden a unos 127. Uno de ellos, el ex ministro del Interior iraquí Mohammad Zaman Abdel Razeq Saadoun, aprovechó para denunciar la supuesta injerencia de los países ocupantes en el juicio: “Las fuerzas estadounidenses han ejercido presión sobre nosotros para que testifiquemos contra el presidente Saddam Hussein”. El tribunal fijó la próxima audiencia para hoy.
El convulsionado clima del país tampoco ha ayudado al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, que continúa sin poder consensuar los nombres de los ministros de Defensa y de Interior para su gabinete, lo que prolonga aún más la larga transición del primer gobierno elegido a través de las urnas desde la ocupación. En Estados Unidos, por otro lado, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Peter Pace, intentó contener las repercusiones por la supuesta matanza de 24 civiles iraquíes por parte de marines estadounidenses. Afirmó que “sería prematuro” confirmar las versiones periodísticas, aunque tuvo que admitir que el Pentágono recién se enteró del ataque tres meses después de que sucediera.
Un atentado contra un autobús lleno de obreros fue uno de los ataques más sangrientos del día de ayer; 14 iraquíes murieron y otros 17 resultaron heridos luego de que un coche-bomba se estrellara contra ellos. Mientras tanto, en un barrio sunnita de Bagdad, doce iraquíes fallecieron y unos 24 fueron heridos después de que otro coche-bomba hiciera explotar a una patrulla de la policía. Al poco tiempo, un atentado similar dejó cinco muertos y siete heridos.
En Bagdad, además, el camarógrafo Paul Douglas, de 48 años, y su técnico de sonido, James Brolan, de 42, murieron en un ataque a una unidad militar. Junto con los técnicos de CBS, murieron un oficial estadounidense y un intérprete iraquí, mientras que la otra corresponsal de la cadena que viajaba con ellos, Kimberly Dozier, de 39 años, resultó herida gravemente. En Basora, en tanto, la explosión de un artefacto en un auto causó la muerte de los dos soldados británicos e hirió a los otros dos que viajaban en él. Con este ataque, el número de bajas entre las fuerzas británicas, desde la invasión en 2003, ascendió a 113.
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