El choque en Kabul de un convoy militar estadounidense con varios automóviles particulares produjo ayer los peores disturbios en la capital afgana desde el derrocamiento del régimen talibán, a fines del 2001. Khaleeq Ahmad, el portavoz del presidente afgano, Hamid Karzai, indicó que en el accidente murieron siete afganos. La agencia de noticias afgana Pajhwok reportó que al menos 20 personas murieron en los disturbios después del accidente, en manifestaciones de protesta contra las tropas de Estados Unidos que derivaron en la toma del Parlamento y obligaron a evacuar la embajada estadounidense en Kabul, mientras que cerca de 50 supuestos milicianos pro-talibán murieron en bombardeos.

Los incidentes, que provocaron 107 heridos, se iniciaron cuando soldados de Estados Unidos dispararon sobre un grupo de civiles tras un accidente de tránsito provocado por un camión de la coalición internacional, que causó cuatro muertos. Por otra parte, los primeros informes, en base a declaraciones de testigos, hablaban de al menos 30 muertos. Los disturbios tuvieron su epicentro en el norte de la capital de Afganistán y luego se trasladaron al centro y otras áreas, incluidas zonas cercanas a la sede diplomática estadounidense. La decisión de evacuar la sede diplomática estadounidense fue tomada cuando los manifestantes llegaron a los alrededores de la embajada. Por su parte, el vocero de la coalición, el coronel Thomas Collins, confirmó que hubo disparos de armas de fuego, pero aseguró que soldados a bordo de un camión del ejército estadounidense sólo hicieron disparos por sobre las cabezas de los manifestantes. Tras el incidente, grupos de manifestantes avanzaron hacia el Parlamento, el palacio presidencial y algunos de ellos incendiaron vehículos policiales y saquearon edificios, entre ellos las oficinas del grupo de asistencia humanitaria CARE International.

Las autoridades afganas impusieron anoche un toque de queda en Kabul tras los violentos disturbios. El presidente afgano, Hamid Karzai, emitió un comunicado en el que llamó a la calma y dijo que el gobierno hará “todo lo posible para proteger las vidas de las personas y sus propiedades”.