Lunes, 23 de octubre de 2006 | Hoy
El partido de Bush –sacudido por un escándalo sexual– acusa a los candidatos demócratas de apologistas del sexo entre adultos y niños.
Por Andrew Gumbel *
Desde Los Angeles
Que comience la campaña sucia. Cuando faltan dos semanas para las elecciones legislativas de mitad de término y el Partido Republicano lucha para seguir manteniendo el control de ambas cámaras, algunos de los candidatos más desesperados están recurriendo a medidas desesperadas. Los republicanos no van a competir con sus rivales demócratas sobre Irak o la guerra contra el terror o la proliferación nuclear. En cambio, los miembros del partido del presidente Bush –especialmente aquellos que sienten que no tienen nada que perder– están acusando a sus adversarios de ser apologistas del sexo gay entre adultos y niños.
En Ohio, el candidato republicano para gobernador, Kenneth Blackwell, apuntó sus cañones contra su adversario demócrata, Ted Strickland, en su último debate televisado la semana pasada, acusándolo de intimar con un excéntrico grupo llamado Asociación Estadounidense de Amor entre Hombres y Niños, o Nambla, y asociarlo con un hombre convicto de exponerse con chicos jóvenes. El ataque tenía más que ver con la ventaja de dos dígitos de Strickland en las encuestas. El hombre convicto era uno de los cientos de trabajadores de campaña, no un amigo cercano de Strickland. Pero la difamación de estar asociado con Nambla no parece haber sido un accidente, ya que los candidatos republicanos lo han estado practicando por todo el país.
En California, un congresista republicano llamado John Doolittle, sostuvo que como su oponente, Charlie Brown, es un miembro de la Unión de Libertades Civiles Estadounidenses (ACLU), y como ACLU en el pasado defendió a los derechos de libre expresión de Nambla, está teñido por la asociación. “Es asombroso –dijo Doolittle recientemente– que alguien pueda defender a un grupo dedicado a ayudar y alentar a los pedófilos.”
Doolittle no mencionó que una vez actuó como testigo para un amigo convicto de atacar sexualmente a seis de sus pacientes. También le tiraron acusaciones a Nancy Pelosi, la congresista de San Francisco que podría convertirse en presidente de la Cámara de Representantes si los demócratas ganan una mayoría el 7 de noviembre y por lo tanto se ha convertido en blanco multipropósito para los republicanos. El candidato presidencial ultraconservador Pat Buchanan dijo por televisión esta semana que Pelosi había estado en desfiles gay donde también estaban presentes los miembros de Nambla y por lo tanto había “marchado con pedófilos”.
La línea de ataque es notablemente descarada, ya que el Partido Republicano está sacudido por un escándalo sexual hombre-niño. Primero el congresista de Florida Mark Foley se vio obligado a renunciar después de que se publicaran los correos electrónicos y mensajes de texto que envió a los pasantes adolescentes que trabajaban en el Capitolio. El liderazgo de la Cámara de Representantes cerró filas diciendo que había sabido de los hábitos de Foley durante años y nunca había hecho nada. Ahora, un segundo congresista republicano, Jim Kolbe, de Arizona, está siendo investigado por un viaje de campamento que organizó con un grupo de pasantes hace 10 años.
Y éstos son sólo los últimos contratiempos que sufrió el Partido Republicano ya envuelto en escándalos de corrupción y profunda desilusión pública son un montón de temas, desde Irak hasta las secuelas del huracán Katrina.
* De The Independent de Gran Bretaña, especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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