Lunes, 23 de octubre de 2006 | Hoy
El gobernador de Mendoza es un aliado K incondicional. Su antecesor, Iglesias, preside la UCR, es un opositor al Gobierno pero recela de Lavagna. Corrieron rumores de acercamiento pero ellos lo niegan.
Por Santiago Rodríguez
La versión circuló hace unos días y casi al instante se transformó en motivo de comentario de radicales y kirchneristas. No es para menos porque alude a dos protagonistas de estos días: uno por el papel que juega en el sector del radicalismo cercano al Gobierno y otro por el rol que desempeña en ese partido. El rumor indicaba que habían llegado a un acuerdo en su propia provincia y que en virtud de ese pacto depondrían también su disputa en el plano nacional. En política todo es posible y nunca está dicha la última palabra, pero Julio Cobos y Roberto Iglesias niegan un acercamiento y mantienen una distancia que hoy parece insalvable. El gobernador de Mendoza y mencionado posible compañero de fórmula de Néstor Kirchner sigue a paso firme hacia la concertación K, mientras su antecesor en ese cargo y actual presidente de la UCR está concentrado en contener a los bonaerenses que lo presionan para cerrar ya con Roberto Lavagna y en retener su cuota de poder en el radicalismo mendocino.
Cobos e Iglesias se conocen de casi toda la vida porque militan desde jóvenes en el radicalismo de Mendoza. Iglesias gobernó esa provincia hasta 2003. Ese año fue elegido diputado y dejó el poder en manos de Cobos, a quien le había confiado el Ministerio de Obras Públicas durante su gestión. El vínculo entre ambos se rompió cuando empezó a delinearse el horizonte electoral para 2007: el gobernador mendocino se erigió en abanderado de los radicales K e Iglesias quedó del lado de los dirigentes del radicalismo que el año que viene quieren jugar un rol opositor.
Hay quienes sostienen que el rumor de su acercamiento fue una operación de los bonaerenses que compraron la idea de Raúl Alfonsín y pretenden sumar a la UCR a una coalición opositora integrada también por el duhaldismo con Lavagna de candidato. Iglesias figuraba entre los abonados a esa estrategia hasta que hace un par de semanas salió a decir que el radicalismo debía explorar también otras alternativas y abrió la puerta a la posibilidad de llevar un candidato propio en 2007, posición sostenida por un tercer sector del partido, que lidera Margarita Stolbizer.
Los radicales de la provincia de Buenos Aires, conducidos por Federico Storani y Leopoldo Moreau, atribuyen el cambio de Iglesias a su pelea con Cobos por el control de su distrito. Storani repitió esta misma semana que el titular del partido “miró la situación por la cerradura del radicalismo mendocino” y agregó que “está condicionado por su situación personal”. Lo que dicen los bonaerenses es que Iglesias especula con la posibilidad de volver a pelear por la gobernación el año que viene y analiza que para derrotar al sector de Cobos tendrá que aliarse con los demócratas, que pondrían reparos a la candidatura nacional de Lavagna.
Iglesias mantiene en Mendoza el control de la estructura partidaria del radicalismo. Desde la gobernación, Cobos alineó a la mayoría de los intendentes y así se alzó con el poder territorial. Desde esa posición quiere ahora arrinconar a su antecesor y planteó la realización de internas en abril del año próximo con la idea de quedarse con todo.
En el entorno de Cobos admiten que tal vez ellos mismos hayan sido el origen de la versión de su acercamiento con Iglesias por haber dicho que “la posibilidad de un acuerdo está siempre abierta”. Para evitar malentendidos, un estrecho colaborador del gobernador aclaró a Página/12 el alcance de esa afirmación: “Si Iglesias quiere acordar, no le vamos a cerrar la puerta, pero las condiciones las ponemos nosotros y nuestra relación con (Néstor) Kirchner es indiscutible.”
No hay duda de la vereda en la que Cobos está parado y esta misma semana quedará expresado otra vez con claridad: el mandatario mendocino junto a otros gobernadores e intendentes K inaugurará el próximo viernes las oficinas de ese sector del radicalismo en la Capital Federal, en lo que viene trabajando desde hace tiempo el vicepresidente del Banco Central, Miguel Pesce. Estarán en Diagonal Norte y Suipacha y allí funcionará el Instituto de Economía y Políticas Públicas, que –según lo establecido en el encuentro de Río Cuarto de principios de mes– trabajará en la definición programática de la “concertación plural” a la que convoca Kirchner. “Será el centro de estudios de los radicales que gobiernan y quieren gobernar”, definen sus mentores.
Cobos considera improbable llegar a un acuerdo con Iglesias porque evalúa que no aceptaría sus condiciones. “Iglesias piensa que el gobierno de Kirchner es una tiranía y Cobos que lo que el Presidente está haciendo es lo que debió haber hecho en su momento la Alianza”, graficó un allegado al gobernador, quien en cambio supone que su antecesor tratará de sacarlos de algún modo del radicalismo para evitar la interna.
Desde la presidencia de la UCR, Iglesias exhortó a los comités de provincia a que definan si acompañan o no la estrategia electoral de oposición al Gobierno definida por la Convención radical, pero hasta ahora no avanzó más que eso. Además del futuro del partido en su propio distrito, Iglesias debe lidiar con los bonaerenses que apuran un cierre con Lavagna. Sus reparos a encolumnar al radicalismo detrás de la candidatura del ex ministro de Economía pueden leerse también como un gesto tendiente a fortalecer su posición frente al sector alineado con Alfonsín, Storani y Moreau.
Iglesias tendrá esta semana una prueba que dará la pauta de su ubicación en el tablero radical: Lavagna fue invitado a Mendoza a disertar este lunes en la Universidad de Congreso. Son muchos los interesados en ver si está o no en el auditorio.
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